Capitulo 15 : Ataque En La Noche

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Después de que todos se fueran a dormir, yo seguía en el Lago Negro, porque necesitaba aclarar mis pensamientos y recomponer mis fuerzas, ya que al lanzar aquel hechizo... Pues me dejó casi sin fuerzas así que...

Apenas toque la orilla del lago, sentí como una energía recorría todo mi cuerpo, dándome fuerzas. Esa vez nadie me iba a detener al querer entrar, esta vez si lo haría. Así que no dude ni un segundo y me metí, al estar dentro pude apreciar de las maravillas del lago, habían algas y plantas marinas por doquier, habían criaturas sorprendentes y hermosos.

Habían muchas especies de peces, pulpos, cangrejos, medusas, etc. Habían unas criaturas en específico que me llamaban mucho la atención, eran sirenas. No eran tan lindas que digamos, pero tenían algo especial. Cuando me vieron se alegraron, tal vez en que yo fuera su próxima víctima, o que jugase con ellas.

Lo cual eso fue, pasamos haciendo competencia para ver el nadador más rápido de todo el lago. Casi siempre les ganaba yo, otras me ganaban ellas. Cuando ya me había cansado, decidí salir del lago, sin antes despedirme de todos.

Cuando salí a la superficie, todo seguía a oscuras así que me apresure a llegar al castillo, dudo mucho que alguien siga despierto. Así que camine por el bosque, pasé por la cabaña de Hagrid, pero no había nadie. Cuando llegue a la puerta que daba al interior, la abrí y así me adentre a la oscuridad de los pasillos.

Iba tranquilo caminando por los pasillos, para llegar a la sala común de Gryffindor. El castillo era tan grande, que en la mitad de la noche, es más complicado ubicarse. Si tan solo tuviera aquel mapa de Harry, sería más fácil ubicarme. Ni siquiera estaba cerca del comedor o las escaleras que cambian de lugar.

Más bien me encontraba en un nivel más bajo, después de unos minutos, me ubique. Estaba en la clase de pociones, osea las masmorras. Tenía que subir escaleras para llegar al piso donde se encontraba el comedor.

Ya me hallaba terminando de subir las escaleras, cuando de pronto algo cayó encima mio, y terminé rodando por las escaleras y llegar de nuevo a las masmorras. Cuando ya me encontraba mejor me levante, y lo que mire fue una ¿escoba? ¿Que rayos hacía una escoba allí? Y a esta hora. Volví a dirigirme a las escaleras, y esta vez si las subí y llegué al comedor.

Entre y no había nadie, me dirigí a las escaleras que daban a los pasillos de las escaleras que cambian de lugar para llegar a mi casa. Así fue, llegué a las escaleras escorridisas y comencé a caminar a mi casa.

Cuando ya estaba a punto de llegar, solo pude llegar a escuchar algo que decían detras de mi.

– ¡Crucio! –y caí de inmediato al suelo retorciendome de dolor. Tuve las fuerzas de aguantarlo y levantarme, para ver a mi atacante. Era la misma estudiante que estaba hablando con Elena hace una semana.

– Perseus, ¿no te han dicho que no es bueno andar deambulando por los pasillos del castillo a horas altas de la noche? Es muy peligroso, sabes. Te puden atacar como hace un momento. –dijo aquella voz

– ¿Quién eres? ¿Por qué me atacas? –pregunte algo molesto

– No es personal, pero mi jefe te quiere muerto, a ti y aquella chica. –dijo ella, ¿de quien rayos hablaba?

– ¿Que otra chica?

– ¿No sabes? –respondió con otra pregunta – La chica que fue marcada, nuestro jefes les quiere muertos, o si no el no podrá regresar

– ¿De qué rayos hablas? ¿Acaso Cronos no trabaja para ustedes? El le mando a marcarnos, ¿por qué se quieren deshacer de nosotros?

– Ja–ja, te creí más listo, Perseus Jackson. Pero veo que no era así. Nosotros sólo ayudamos a escapar a Océano, nadie quiso y nadie sacó a Cronos del tártaro. Alguien más le ayudó, pero no fuimos nosotros. Si nos deshacemos de vosotros, Lord Voldemort volverá y nadie le detendrá –dijo toda decidida.

– No estés tan segura, si yo no te detengo... Ellos si lo harán –dije

– ¿Quienes? ¿Tu banda de inútiles? ¿Los que no saben hacer unos simples hechizos? –preguntó

– Exactamente ellos, son más fuertes de lo que parecen y si tu pelearas con una espada, ellos te ganarían. Así que perdiste, entregate y dime quien eres.

– No, mejor acabo contigo de una vez. –dicho esto comenzó a sacar su varita de nuevo y lanzar hechizos.

– ¡Oye! ¡Eso es trampa! ¡Seamos justos! –le exclame, obvio no era tan bueno como ella con la varita, pero si con la espada–Ataquemos con espadas–sugerí

– Ja, no estoy tan loca para hacerte caso. Se perfectamente que quieres tener ventaja contra mi, lo cual no va a pasar.

– ¡Crucio!

– ¡Expelliarmus!

– Ahg, deja que te de–dijo ella

– No estoy tan loco, sabes

– ¡Imperius!

– ¡Expelliarmus! –exclame y la varita salió volando, cuando estaba desarmada decidí utilizar a contracorriente.

Me acerque a ella y empecé a tratar de golpearla con la espada, pero ella solo las esquivaba.

Entonces ella también sacó una espada, ahora si estábamos justos. Lanzamos la espada de izquierda a derecha y así sucesivamente, llegando al punto en que la desarme al final, pero ella hizo caso omiso.

Levanto su pie, y me dio de lleno en una de las rodillas, lo cual me hizo perder el equilibrio, y antes de que pudiese hacer algo, ya me tenía rodeado contra la escalera, lo que había detrás mio, era el fondo. Un paso en falso y me despido. Ya me iba a levantar para contraatacar cuando ella exclamó :

¡Avada Kedavra! –y una luz verde salió de la varita y me dio en lleno, caí al fondo.....

Semidioses y Magos: El Principio del Fin [Libro 1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora