Capítulo 1: Otro mal día

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Había logrado escapar de una horda gigantesca de errantes, sin embargo, ellos aparecieron otra vez "El nuevo equilibrio" aun queriendo matarme, estaba cansada de haberme enfrentado a los errantes, pero por alguna extraña razón querían a Rosie, yo trate de huir, pero simplemente era imposible, solo éramos Rosie y yo, nos rodeaban enemigos, que ya me habían atacado mas de una vez, tenía heridas bastante graves, pero debía resistir por Rosie, no podía dejar que se la llevaran... En un intento desesperado por escapar, me dispararon en la pierna, dejándome sin poder caminar, ya no podía más. Todos se estaban acercando a nosotras, mientras Rosie no paraba de rogarme entre lágrimas, que me levantara, ya ni siquiera podía intentarlo de tan mal que me encontraba.

Un sujeto, al cual no pude verle el rostro bien, tomo a Rosie por la espalda, apuntándole con una pistola en la cien, todo esto, mientras se burlaban de mí. Rosie no paraba de gritar que me levantara, ¡Que no permitiera que la mataran! Pero ni siquiera me podía mover, ya tan solo alcancé a escuchar que el hombre que la tenía, dijo "No puedes salvarla"

Luego... le disparo, asesinándola... tan solo vi como su cuerpo se desplomaba lentamente y con mis ultimas fuerzas me acerque a ella, llorando desconsoladamente, mientras lloraba su muerte, un sujeto me apunto con una escopeta, con una gran sonrisa en su rostro y disparo.

Ahí fue cuando desperté, estaba teniendo ese sueño en mas de una ocasión, lo cual era bastante frustrante, porque no dormía del todo bien gracias a eso, más porque era tan realista, parecía como si fuera mi visión del futuro, lo cual lentamente me estaba destruyendo, lo único que me mantenía, era saber que mi padre estaba ahora con nosotras, además de que había hechos muy buenos amigos en el lugar.

Yo me estaba quedando en la casa de campaña de una amiga, en un pequeño parque, cuando por fin decidí levantarme, al salir de la casa de campaña, ahí estaba Kara, sentada en una silla, era una de las mejores amigas que tenía y como siempre lo primero que me decía era algún comentario sarcástico, de burla o un simple insulto, ese día no fue la excepción y me dijo "Miren, por fin la princesa se digna a darse un baño de pueblo" pero lo dijo en un tono un poco alto, que algunos que estaban por ahí, se dieron cuenta volteándonos a ver muy raro.

Yo ni siquiera le contesté, no tenía cabeza para seguirle el ritmo, así que solo me senté a su lado. Mientras desayunaba un pedazo de pan, que me había ganado trabajando, ella comento que nos tocaba salir, porque algunos errantes habían sido vistos en los alrededores, cosa que me daba bastante flojera, a decir verdad, pero no podía escapar de mis tareas, así que no tenia de otra, más que ir.

Me quede platicando un poco con ella, mientras me decía un chisme que había escuchado de algunos del refugio, como que unas chicas, habían empezado una relación, solo que era la única que sabía, por que una de las chicas se lo confeso, rogándole que no se lo dijera a nadie, a lo que de inmediato la juzgue por estarme contando, pero ella se limitó a contestar.

- Te lo cuento porque no tengo a nadie mas con quien platicar estas cosas, además se que no dirás nada, aunque si piensas revelarlo, dímelo de una vez, para matarte antes de que lo hagas – Procedimos a reírnos, ya que lo dijo bastante seria, aunque claramente era un chiste.

Platicamos un rato más, cosas que no me parecían tan relevantes, luego de eso decidí ir a ver como estaba Rosie, así que busque a mi papá, ya que ella dormía en la casa de él, cuando lo encontré iba a abrazarlo, pero me dijo que me alejara ya que tenia un poco de fiebre, por lo que podría estar enfermo, diciendo que no quería contagiarme, por lo que me mantuve alejada, preguntando primero por Rosie, a lo que el contesto que estaba con una señora llamada Rachel, la cual era bastante buena con Rosie, subsecuente a eso, le comente que ese día me tocaría salir, cosa que no le parecía en lo absoluto, pero entendía que era la tarea que se me había asignado y no podía hacer nada para evitarlo. Tan solo se limito a desearme suerte, lo cual claramente agradecía.

Este no es el final: Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora