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Mikasa

Después de llorar un par de minutos se apresuró a marcarle a Armin.

Él debe tener los números de sus papás.

Fue un milagro que pudiera controlarse para hacer la llamada, tenía que mostrarse fuerte aunque sea para eso. Y obviamente la noticia no la tomó bien el rubio, casi se puso igual de frenético que ella pero en sus murmullos dijo "les hablo enseguida".

Levi y Hange acompañaron a Mikasa al hospital, no estaban muy lejos de este. Al llegar pidieron información sobre Eren pero no sabían darle respuesta aún.

Esto no puede estar pasando.

—Tienes que tranquilizarte Mikasa —le dijo Levi—. No ganarás nada si te pones así.

Ya lo sabía, pero no podía evitarlo.

—Ven, vamos a sentarnos.

Levi junto con Hange la arrastraron hasta las sillas donde prácticamente la obligaron a sentarse.

—¿Ya comiste algo?

Mikasa lo ignoro por completo.

—Obviamente no, quedaste en desayunar con él —Levi tocó su frente, como si estuviera pensando qué hacer—. Te traeré algo de la cafetería, Hange ¿te puedes quedar con ella?

—Ni que lo digas.

Pero ella quería estar sola, vio a todas estas personas en la sala de espera: caminando, desesperadas o tranquilas. Todo esto le es tan familiar, se siente como si no hubiera sido hace mucho.

Solamente han pasado diez años.

En una sala de espera, Levi y Hange acompañadola, acompañando a una Mikasa de nueve años. Sentada en una de esas sillas con cojines azules, hacía frío, traía su pijama, solo un camisón largo que parecía un vestido y su primo le había prestado un suéter que le quedaba enorme. Tenía miedo, mucho miedo.

Casi el mismo miedo que esta experimentado ahora.

Se levantó de su silla, dio un par de pasos absorta en sus recuerdos.

Otra vez no.

Hange la llamó, pero decidió ignorarla. Se recargó en una de las paredes del lugar, justo a lado de una planta. Cerró los ojos.

No es momento para que te pierdas en ese recuerdo.

Respiro hondo, tratando de darse ánimos. Se sentía muy mal ¿Cómo rayos pasó esto? Sabía que el chico era imprudente y de vez en cuando despistado. No es que desconfiara de él, pero estaba segura de que el accidente había sido descuido suyo. Podía verlo, caminando rápido porque ya se le había hecho muy tarde, probablemente tenía sueño, dos días no recuperan la mal dormida que tuvo toda la semana. Así que, si, mientras caminaba bostezó, no se dio cuenta que acababa de entrar a la calle y entonces sucedió.

Eren le contó sobre la vez que igual tuvo un accidente pero en bicicleta, y todo había sido porque él no prestó suficiente atención.

Aunque si lo pensaba detenidamente, ella fue la que insistió en salir hoy todo porque no soportaba la culpa de haberle respondido de forma grosera ese día. Si tan solo hubiera contestado con otro tono de voz o con alguna excusa, esto no estaría pasando.
Pudo imaginarlo, rápidamente a su mente llegó la escena.

"—No sé si te gustaría venir conmigo, solo un rato —terminó Eren—. Prometo regresarte sana y salva a tu casa.

—Oh, en verdad me gustaría. pero no puedo, Sasha me pidió ayuda con uno de sus trabajos finales, lo tiene que entregar de nuevo.

Nadie te va amar como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora