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Eren

—Medio hermano —corrigió Zeke.

Jamás te vuelvo a presentar como algo mío.

—Un gusto —dijo Mikasa desde la mesa, estaba apunto de levantarse cuando Eren la detuvo.

—Ni te molestes, Zeke ya se va.

El mencionado puso una cara de ofendido.

—Que modales, ¿qué pensará esta linda chica de ti? —preguntó el rubio.

El moreno se recargó en la pared.

—Que tengo un hermano dramático. Me avergüenzas delante de mi novia.

Hubo otro par de segundos en silencio, Zeke parecía sorprendido.

—Estás son la clase de cosas de las que debería estar enterado.

—Si me hubieras esperado una semana más —el chico cerró los ojos.

—¿Carla lo sabe?

La vista de Eren salió disparada de Zeke a Mikasa y viceversa. No había querido pensar en eso porque apenas tenían tres semanas de conocerse y ni si quiera habían sido las tres semanas completas, hablar de padres era ir muy rápido. Y lo que menos quería era espantar a Mikasa. No la conocía lo suficientemente bien para saber cómo reaccionaría ante la mención de 'conocer'. No es como que planeara esconderla, pero si le iba a contar a alguien de su familia, al único que tenía en mente es a su medio hermano. Pero pensándolo bien no, porque Zeke suele ser un poco comunicativo aveces.

Después de considerarlo rápidamente, su vista pasó de nuevo por la azabache. Ella sabe el nombre de su madre, obviamente sabe de qué están hablando. Y creyó ver un pizca de preocupación en su rostro.

No, no es preocupación. De seguro Mikasa...

Oh genial.

Se asustó. Tal vez las cosas formales no le gustan tanto...
¿De qué estoy hablando? No dejes volar tu imaginación. Las cosas están bien como están, no te aceleres.

Al no responder, Zeke asumió su respuesta. Se acercó a Eren y puso su mano izquierda en su hombro.

—Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo.

Pero el castaño seguía sin decir nada.

—Bien, ya he comprado que estás vivo, así que le informaré a Carla que no hay nada de que preocuparse —se giró para ver a Mikasa—. Un gusto.

—Igualmente —ya había cambiado un poco su expresión.

Y antes de que Zeke se fuera por completo, Eren lo detuvo.

—¿Vas a ir el próximo fin de semana?

—Probablemente, tiene un rato que no veo a papá y tengo antojo de esas galletas con chocolate que Carla prepara —el rubio cerró los ojos perdiéndose en un recuerdo.

—Y yo que creí que la extrañabas a ella—bromeó el moreno.

—No lo dudes —cruzo la puerta—. Nos vemos.

—Adiós —la cerró y se quedó unos segundos con la mano en la perilla.

—Te llevas muy bien con tu hermano —la voz de Mikasa lo trajo de regreso.

Medio hermano.

—Que buena relación.

—Si, de vez en cuando le gusta fingir que es uno de los nuestros.

Nadie te va amar como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora