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Eren

Después desayunar waffles y haber acordado la fecha de la boda, ambos habían decidido ir con sus respectivas familias para darles la noticia, no había tiempo que perder.
Caminaban hacia la parada del autobús tomados de la mano cuando una cabecilla rubia los saludo.

—Creí que los domingos eran para quedarse en casa —dijo Annie.

—Hola Annie —saludó Eren—. Solo tú piensas así y estás en la calle de todos modos.

—Compras de emergencia —señaló una bolsa que trae en su mano derecha— ¿Y ustedes?

Eren miró a Mikasa, estaba esperando una señal que le indicara que estaba bien contarle.

—Estábamos escogiendo la fecha para nuestra boda.

Annie parpadeo un par de veces, como si estuviera procesando lo que acaba de escuchar.

—¿Ustedes qué?

—Nos vamos a casar el primero de mayo —dijo Mikasa.

—Creí que habías dicho que no estabas embarazada.

La azabache se quiso reír y Eren solo rodó lo ojos.

—Si Annie, gracias por estar contenta por nosotros, esperamos verte ahí ese día —habló el moreno.

—Perdón, me tomaron por sorpresa, felicidades. Aunque no se porque digo sorpresa, hubiera sido una si ya se hubieran casado y no le hubieran avisado a nadie.

Mikasa se sorprendió al ver que Annie adivinó fácilmente la idea original de Eren.
La rubia entrecerró los ojos.

—Si lo consideraste —le aseguro al chico.

Él desvió la mirada.

—Me alegra que Mikasa esté para ponerte freno en ciertas cosas, siempre quieres vivir a prisa y ella es más tranquila... estoy contenta por ustedes en serio, aunque mi cara no lo aparente.

Eren la miró y supo que hablaba en serio.

—No sé si Eren alguna vez te comento que pensé que tú serías quien le rompería el corazón —le dijo a Mikasa—. Ya debes de saber que es muy sensible y por todo quiere armar drama. Estoy feliz de haberme equivocado, así que éxito en su matrimonio, pero no creo que lo necesiten.

La azabache se acercó para abrazar a Annie y ella aceptó gustosa.
La bajita no es dar mucho cariño, así que Eren se sorprendió cuando a él le dio un abrazo. Puede contar con una sola mano las veces que la ha abrazado.

—¿Ya tienen lugar para la fiesta? —preguntó Annie.

Ambos negaron.

—Tiene como quince minutos que decidimos las fecha —dijo Eren.

—Conociéndolos querrán algo pequeño ¿verdad?

Ambos asintieron.

—¿Por qué no hacen la fiesta en mi casa? El patio es bastante grande y nunca ha habido problemas ahí.

—Pero... —comenzó Eren— no sé si sea correcto.

—¿Por qué no? Por mi no hay problema, aparte yo te debo un favor.

¿Un favor? ¿Pero de qué está...?

Y el recuerdo llegó a su mente. Eso fue hace años, cuando recién se habían conocido. Annie no hablaba con nadie y ese día le habían jugado una broma, manchado la parte trasera de la falda de su uniforme. Tanto como a Eren y Armin les pareció algo estúpido, no era niños para seguir gastando bromas, el castaño se quitó su suéter antes de que Armin pudiera siquiera reaccionar y se lo prestó a la chica para que se cubriera. Annie le respondió con un "te debo una" pero no pensó que realmente estuviera guardándose ese favor.

Nadie te va amar como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora