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Mikasa

Miraba el horno atentamente, como si eso fuese hacer que el pastel estuviera listo ya.

—Si lo sigues mirando fijamente no se esponjará —le dijo Carla, quien estaba sentada a lado de la barra de la cocina hojeando una revista.

—Lo siento —Mikasa junto las manos apenada.

Era como la sexta vez en su vida que hacía un pastel, pero parece ser que esta es la primera en que por fin le saldrá y todo gracias a la ayuda de Carla. Mañana es el cumpleaños de Eren y a la mayor le pareció buena idea invitar a la azabache un día antes para que le ayudara con el pastel, ella aceptó encantada.

Le parecía gracioso como hace casi dos meses había huido de esto. Siempre ha sido fiel creyente de que es normal tener miedo, pero realmente se había equivocado cuando se negó una oportunidad por este.

Ahora está más tranquila, no había pasado tanto tiempo a solas con la mamá de Eren y se siente bien, aunque aún tiene un poco de nervios de decir algo tonto.
Carla sonríe mucho y es muy amable, no parece ser una mamá enojona o que atosigue mucho a su hijo y por primera vez se siente mal si de verdad todo lo que ha escuchado de su novio es cierto, de que él era un dolor de muelas en la infancia y adolescencia .

—Gracias por venir ayudarme con el pastel —le dijo la de ojos ámbar.

—No, gracias a usted por pensar en mi para ayudarla —apretó sus manos, no quiere ser muy empalagosa pero resulta que le gustó pasar este rato con ella.

Carla sonrió—. ¿Es la primera vez qué haces un pastel?

—No —contestó rápidamente—. Bueno si —tomó asiento enfrente de ella— las primeras seis veces no salió como esperaba y mi primo me prohibió rotundamente seguir acercándome a la cocina.

—Bueno, ya no tendrás que preocuparte por eso, no es que sea una experta pero si gustas puedo enseñarte.

Hoy, Mikasa solo había sido como una asistente, ayudó en unas cosas pero eran tareas sencillas.

—¿En serio?

—Si.

Asintió muy contenta. Se preguntó si así hubiera seguido siendo la relación que tenía con su madre. Su cara cambió de feliz a triste y de nuevo a feliz, Carla se dio cuenta de ello.

—¿Estás bien?

—Si... me estaba acordando de mi mamá, ella hacía muy ricos pasteles pero creo que no herede su don —no era del todo mentira.

—Tal vez solo hace falta pulirlo.

—Tal vez.

—¿Tu mamá era igual de bonita que tú?

Mikasa sintió su cara enrojecer y de nuevo asintió.

—Mucho más, tengo muchos rasgos físicos de ella, pero los suyos eran más finos.

—Me gustaría que supiera, —estiró su mano para tocar la de la azabache— que no importa que pase después, ahora puedes contar conmigo para lo que necesites —le dio una sonrisa sincera.

La chica se sorprendió, su rostro la delató. Sintió su corazón latir muy fuerte ante las palabras de Carla. Después de que Eren salió del hospital, pudieron platicar un poco más y creyó que había algo, le agrado al instante y en secreto esperaba haberle caído bien también. No habían compartido tanto tiempo juntas como hoy, pero desde el primer momento se sintió como si hubiera un lazo.
Por un momento pensó que era su mala cabeza queriéndole jugar una broma, tal vez la falta de una madre le había hecho pensar así.

Nadie te va amar como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora