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Mikasa

Se encontraba en la cocina terminando de decorar unas galletas de vainilla que una vecina le había pedido. Dejó la manga pastelera de lado y tomó una toalla para limpiar sus manos.

Su vista fue directo a la sala, la cual no está muy lejos y se enfocó en el pequeño bulto que estaba parado frente a la televisión, haciendo un tipo de baile, imitando lo que está en la pantalla pero ella le había agregado unos pasos extras.

Mikasa observó como su niña dio una vuelta completa, perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo. Enseguida se levantó rápido y siguió bailando.

Ella sonrió, Poppy nunca se cansa.

Después de comprobar que todo estaba bien, su vista se volvió a enfocar en las galletas. Orgullosa de su trabajo porque con el tiempo y práctica ha mejorado bastante. Desde que su hija nació, pidió un permiso en su trabajo en lo que encontraban una manera de adaptarse a este nuevo ritmo de vida.

Se supone que solo sería un mes, pero mientras Mikasa pasaba más tiempo con Poppy se dio cuenta que no podría irse al trabajo con ella tan pequeña, se perdería cosas que jamás volverían.

Eren apoyó su decisión, supieron cómo arreglárselas para no tener problemas de ningún tipo. Y ahora con Poppy un poco más grande, encontró algo nuevo que hacer en casa para así no morir de aburrimiento y conseguir algo de dinero extra para su hogar y para ella. Después de tomar unos cursos con Niccolo realmente era hora de poner en práctica sus conocimientos.

Para pasado mañana tiene otro pedido, un pastel de chocolate. La azabache mira una vez más a su hija, en el mismo lugar, su cabellera negra como la suya se mueve todavía al ritmo de la canción.
Sabe que no se va a mover de ahí... bueno, no esta totalmente segura.

Poppy es, un torbellino.

Debió suponerlo desde el primer momento en que la sostuvo en sus brazos y la vio. La niña era un copia exacta a ella, mismo color de piel, cabello, cejas, nariz y ojos, aunque estos últimos no son tan rasgados como los de ella.
En ese instante, tuvo que haberlo sabido. Su hija es físicamente como ella, pero su actitud es igual a la de Eren.

Desde antes de que comenzara a caminar ya era una bomba, siempre tenía que ir y verificarla en su cuna por si ya había escalado y escapado de esta. Recuerda haber llorado un par de veces cuando Poppy también lo hacía.

La pequeña niña siempre tiene algo que hacer cuando nadie la está viendo, por eso es que Mikasa voltea a verla cada minuto. Es como si su actividad favorita fuera hacerle perder la cabeza a su pobre madre.

Ah pero no hicieras a molestarla a ella porque su llanto no se hacía esperar. Era gracioso porque justo antes de llenar la habitación con llantos, Poppy frunce el ceño y hace un puchero en particular que le recuerda mucho a Eren.

Habían acordado ponerle unas vallas a los costados del mueble principal de la sala para que tuviera un poco de espacio para moverse sin salirse del lugar y vigilarla mientras Mikasa se encarga de otras cosas. Grisha las consiguió, él mismo fue a colocarlas y cuando estaba a punto de irse, todos vieron como Poppy las escaló para caer directo al suelo.

Oh esta niña.

Aún así, no la cambiaría por nada del mundo. Ama a su hija con cada entraña de su ser y atesora en su corazón estos dos años y cinco meses que ha vivido con ella. Recuerda con mucho cariño cuando hace no mucho Poppy tenía un año y sólo balbuceaba palabras sin sentido, un "abdksulsj" por acá y otro por allá. La niña siempre se ha caracterizado por nunca quedarse callada.

Platica mucho aunque su vocabulario no se haya ampliado todavía, se sabe varias palabras pero se sigue comiendo muchas letras.

Se dio la vuelta, Mikasa buscó en uno de los estantes de la cocina los ingredientes para el pastel, frunció los labios dándose cuenta que le faltaba harina. Eren debió haber olvidarla el día que hizo el super. Se puso ambas manos en las caderas pensando en que no le vendría mal una vuelta con Poppy, así las dos se distraen de lo que están haciendo. Se giró para quedar de frente a la sala.

Nadie te va amar como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora