Nadie te va amar como yo

10

Eren

Después de comer, estuvieron bailando un rato en el jardín. Mikasa estaba encantada porque desde que llegó ir a esa parte de la casa era lo que más quería.
Luego estuvieron jugando pictionary y otros tipos de juego en donde todos pudieran participar. Se sentía tan bien que pudieran pasar un rato muy agradable entre todos, tal vez fue el hecho de saber que muy pronto ya no tendría este tipo de reuniones todos juntos. No es como si no se fueran a volver a ver pero sería diferente.

Mikasa y Eren estaban recargados en la pared que dividía la casa del jardín, ella estaba sobre él mientras se comía una galleta.

—Creí que ya no había más —dijo el castaño.

—Para el grupo ya no, pero para Sasha si —le dio un mordisco a la galleta—. La tuve que sobornar para que me diera una.

—¿Por qué tienes mucho apetito de dulces últimamente? —le rodeó la cintura con los brazos.

—Sasha dice que ha de ser estrés.

Eren le dio un beso en la mejilla—. ¿Por tu trabajo?... Tienes boronitas de galleta en tu mejilla.

—Lo siento —se termino el dulce—. Pero si, puede que sea el trabajo.

—Hay que arreglar eso.

—Si, pero hoy no —se giró para quedar frente a él—. Hoy solo quiero darte un montón de besos en la cara con mis labios llenos de galleta.

En seguida le tomó el rostro y comenzó a esparcir sus besos alrededor. Eren se rio.

—Basta, tendré hormigas.

—Yo las quitaré por ti —tomó sus manos ahora.

Recargaron su frentes una con la otra.

—Siento interrumpirlos tórtolos, pero ya me voy así que tengo que despedirme —les dijo Annie.

Eren vio su celular para ver la hora, ya pasaban de la una de la mañana.

—Nos vemos Annie —dijeron ambos.

La rubia los vio con cara de disgusto—. Son demasiado empalagosos.

Mikasa se rio y recargó de nuevo en el moreno.

—Tal vez nosotros también deberíamos irnos ya.

Eren asintió. Ymir fue la única que se fue antes de la medianoche, de ahí en fuera todos estaban en el jardín.
Se acercaron a ellos para despedirse y se abrieron paso camino a su departamento.

*

Mikasa entró primero y Eren echó llave mientras ella se quitaba sus zapatillas.

—Estoy cansada, no creo poder caminar hasta la cama —enfatizó mucho, queriendo sonar dramática.

El chico le dio una mirada, Mikasa tenía el dorso de su mano sobre su frente, dobló un poco las piernas para fingir no poder dar un paso más.

—Si quieres que te cargue estilo boda solo tienes que pedírmelo.

—Claro que...

No terminó, pues Eren la tomó en brazos y comenzó su camino al cuarto, la azabache sonrió satisfecha. La acostó en la cama y ella se estiró como un gatito. Eren se acercó al closet para poder cambiarse, Mikasa no podía quitar los ojos de él y mientras se quitaba la camisa se giró para verla.

—¿Quieres que también te quite la ropa?

La chica se hundió más en la cama y sonrió como una niña a la cual la han atrapado infraganti—. Por supuesto.