Scarlett's pov:
-Vives muy lejos. - Se quejó Elizabeth. - Y conduces como abuelita.
Giré los ojos.
-Están reformando una parte de la carretera. - Murmuré. - Este camino es más seguro.
-Y con más peajes. - Gruñó Elizabeth.
La verdad no están reformando nada, sin embargo la veo tan feliz que llevarla por aquél camino sin que ella lo pidiese, me parece agresivo para su recuperación y por eso prefiero tomar otra ruta, sin importar lo larga que sea.
Elizabeth puso su mano sobre mi muslo y yo sonreí.
-¿Qué? - Pregunté.
-Me gusta estar contigo. - Murmuró. - Me hacer sentir a salvo.
Me sonrojé y sin embargo no pude evitar que una alegría enorme llenara mi pecho. Ser el lugar seguro de Elizabeth es más que un premio...
-Me alegro de que así sea. - Mencioné sonriente. - Espero que se mantenga.
-Oh, por supuesto. - Murmuró. - ¿Sabes? Creo que me gustas mucho más de lo que pensaba. Sí, ya lo dije.
Sonreí sintiendo el calor en mis mejillas y seguí conduciendo.
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Al bajar del auto Elizabeth tomó mi mano y yo comencé a caminar con ella aferrada a mí como un pequeño gato asustado.
-¡Elizabeth! - Gritó mi padre saludándole desde la ventana de su casa. - ¡Hola!
Lizzie levantó la mano y lo saludó sonriente. Entramos a mi casa y encendí la luz.
-Está de día, ¿por qué la enciendes? - Preguntó extrañada.
Me quité el abrigo y me acerqué a ella para ayudarla con el suyo. Ella me agradeció y luego la ayudé con los zapatos.
-La enciendo, porque Cosmo odia la casa sin luces encendidas. Lo asusta. - Mencioné con una mueca.
Comenzamos a caminar hasta la cocina y ella tomó mi cintura haciendo que gire a observarla, pegó sus labios a los míos y yo pasé mis brazos por su cuello parandome de puntillas.
Elizabeth hundió su lengua en mi boca y yo subí mi mano hasta su nuca enterrando con suavidad mis uñas en el cuero cabelludo, la sentí tensarse.
Me alejé y ella aún tenía los ojos cerrados.
-¿Pasa algo? - Pregunté y negó. - ¿Entonces?
-Bueno... Existen más puntos erogenos en el cuerpo. - Murmuró. - Y uno de esos es la nuca...
-¿De verdad? - Pregunté extrañada.
¿No era sólo el clitoris? ¡Mi vida fue una mentira!
-Así es, ¿no sabías? - La miré extrañada. - Ya veo, pues sí. Son siete, aunque hay gente que asegura que existen más.
-No los conozco. - Admití avergonzada. - Si tuve orgasmos, quiero aclararlo. Colin no era malo, sólo que...
-Era hombre, lo entiendo. En ocasiones los hombres tienen la costumbre de creer que el orgasmo se alcanza sólo por penetracion ya que así los han acostumbrado a lo largo de los años. - Murmuró. - No es su culpa, la... Sociedad es así.
-¿Y tú sabes hace mucho de éstos puntos de placer? - Pregunté caminando hasta el mesón para sentarme.
Ella asintió.
-Soy lesbiana, no puedo embarazar, pero claro que disfruto de la intimidad, Scarlett.
Me sentí avergonzada. No acostumbrada a hablar estas cosas con Colin.
-Oye, está bien. Entiendo que te de vergüenza, pero es algo normal, de hecho creo que entre adultos hablar sobre sexo debería ser más común, sobretodo si vamos a... Tener algo en algún momento, hay que saber que nos gusta y que no, para evitar sentirnos incómodas y todo eso, así no haré nada que no quieras y todo irá mejor. - Mencionó sonriente.
Tiene razón. A las mujeres, heterosexuales sobretodo, se nos ve como mujeres puras que sólo servimos para casarnos, tener hijos y dedicarnos a nuestro hogar. El placer y deseo es algo de lo que jamás podría hablar una madre de familia, mis padres por suerte jamás fueron de ese modo, sin embargo tampoco se tocaban temas relacionados al sexo por pudor y creencia en tabúes absurdos, es por eso que Hunter fue padre joven.
Por alguna razón también se cree que las mujeres lesbianas o bisexuales son promiscuas por tener sexo y charlarlo con naturalidad o simplemente tener mejores experiencias en la cama. Como si un orgasmo manchara tu alma pura...
-¿Estás bien? - Preguntó Lizzie. - Te veo... Nerviosa.
-¿Cómo haremos el amor? - Pregunté. - Es decir... Tú y tu... Mano, yo... Oh, Dios, lo siento. - Me disculpé avergonzada. - Sé que no debería mencionarlo, pero no sé nada de ésto y...
Elizabeth comenzó a reír mientras su rostro se volvía rojo.
-Eres muy graciosa. - Murmuró. - Relájate.
-Estoy avergonzada. - Admití. - ¿Podemos dejar ésta charla para otro día?
-Está bien, pero por la dudas, soy pianista. Era... Era pianista, y la habilidad está en mis dos manos, por lo que con una si puedo acariciar esos siete puntos sin problemas. - Murmuró.
Un escalofrío recorrio mi columna y sonreí sonrojada.
Iba a decir algo, sin embargo escuché el ruido de la puerta seguido por los pasos de mis hijos.
-¡Mami, mami! - Gritaba Cosmo emocionado.
Elizabeth sonrió y se levantó para esperar a Rose, la pequeña la vio y corrió hasta ella para abrazarla, mientras que Cosmo se cruzaba de brazos al ver que Lizzie no lo abrazó primero a él.
-Dosie tonta, fuera. - Gruñó molesto.
Elizabeth sonrió besando su mejilla y acariciando su cabello.
-¿Cómo estuvieron el día con Vanessa? - Pregunté sonriente.
-¡Bien! - Gritó un emocionado Cosmo. - ¡Había helado!
Sonreí y él se sentó junto a Elizabeth.
-Vimos películas y jugamos monopoly, el tío Hunter hizo trampa como siempre y la tía Vanessa dijo que ya no lo invitará.
-Es un tramposo, cuando éramos pequeños nunca aceptaba la derrota. - Murmuré recordando mis discusiones con Hunter.
Una vez lo obligué a comer arena.
Elizabeth soltó una risita y tomó a Rose para subirla sobre su regazo. La pequeña se aferró a Elizabeth dejando su rostro en el cuello de Lizzie.
-Hueles bien, Lilly. ¿A qué si, mami? - Preguntó jalando mi cabello para acercarma a ella.
-Rose. - La regañé y Lizzie soltó una risita. Sonreí al ver como Rosie se refugiaba en ella. Cosmo se apoyó en Elizabeth y bostezó. - ¿Tienes sueño? - Pregunté.
-No ha hecho siesta, mami. - Murmuró Rose bostezando también.
-Tú tampoco. - Murmuró Lizzie.
-Entonces irán a dormir, ya que Elizabeth se quedará y veremos películas a la noche. - Murmuré y Elizabeth sonrió.
Ambos pequeños asistieron emocionados y comenzaron a correr a su habitación.
-¡Con cuidado! - Grité. - Debo ir a vigilarlos, ¿qué quieres cenar? - Pregunté.
-Yo cocinaré - Murmuró. - No soy tan mala en eso.
Asentí lentamente y salí de la cocina.
Es lindo sentir tanta alegría aquí.
Nota de autor:
¡Hey! Buen día. ¿Cómo se sienten el día de hoy?
-Codex.
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Green to Green ; scarzzie
Fiksi PenggemarElizabeth Olsen pianista de treinta y dos años, un matrimonio en la ruina. Scarlett Johansson fotógrafa y madre de dos niños preciosos, su cabello es de un tono diferente cada dos meses.