Capítulo VII-Parte II

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Thomas

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Thomas

Bien, ya estoy en la puerta de la casa de Joel, ¿qué es lo peor que podría pasar?

Estaba muy nervioso, en realidad era una broma lo que le escribí a Joel por Instagram, pero las voces de mi cabeza me retaron diciéndome "Ahora vas, o quedas como tremendo mentiroso".

Y por eso estoy aquí, yo nunca miento.

Unas pequeñas manos se asomaron por la puerta que tenía en frente, y luego de abrirse lentamente noté a Joel un tanto desubicado. «Espero no cagarla».

—Hola, lindo —comencé diciendo con seguridad a la vez que acercaba los regalos que le había traído.

No eran la gran cosa, le traje un ramo de flores y una caja de chocolates de segunda mano.

«Mentira, ¿cómo creen que yo le regale algo de dudosa procedencia a mi novio?»

Bueno, Joel.

—Llegas tarde —me respondió él mientras señalaba el reloj de pulsera que llevaba en su muñeca derecha. Marcaba las cuatro y cuarenta y cinco minutos de la tarde.

«Quince minutos tarde, empezamos bien ¿Eh?»

—Tuve algunos problemitas... Ya sabes, el tráfico en esta ciudad es muy grande — me excusé rascándome la cabeza con mi mano libre.

—Como sea, entra si no quieres que te deje afuera —dijo Joel, al tiempo que recibía mis modestos regalos y les daba un leve vistazo antes de pasar adentro de su casa y los dejaba en un mueble del recibidor.

«Bueno, al menos no los botó a la basura, o sea que si le gustaron».

Iba a seguir a Joel cuando mis ojos notaron la presencia de alguien más dentro de la casa. Por la pose y la forma en que me veía fácilmente logré adivinar que era la madre de mi novio.

Mi novio de mentiras, ¿vale?

Me quedé pensado por algunos instantes en si entrar o no, o sea ya me había dicho que podía pasar, pero la mirada de su madre me daba miedo.

Di un pie dentro de esa casa ypor algunos instantes me estaba arrepintiendo de haber llegado hasta estos extremos.

—Buenas tardes señ... —Fui interrumpido porque Joel me tapó la boca con su mano, y al instante supe que si terminaba la frase que iba a decir estaría con un pie más cerca de la tumba.

—Esperanza, mi madre se llama Esperanza —agregó mientras dejaba de tapar mis labios y relajaba mis ojos para no dar la impresión de que estaba asustado.

—Un gusto, mi nombre es Thomas, encantado de conocerle Esperanza —dije inclinándome levemente en señal de respeto. De algo tienen que servir las películas de caballeros de la edad media que veo siempre.

El reto que nos unióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora