Expedición fallida

20 5 1
                                    

Nunca se sabe cuánto tiempo durará el amor, aun cuando es verdadero, y lo más imposible, es saber exactamente cuándo se acabará.

Aquella noche sería inolvidable para ambos, pero para la reina de los elfos, aquella noche representaría la vez que entregó tanto su corazón, su alma y su cuerpo a un hombre, heredero del reino vecino.

Elin se despertó la mañana siguiente liada entre las sábanas que la cubrían, sintiendo el duro suelo de la glorieta, en donde se había acostado la noche anterior con su amado príncipe James. Palpó el suelo juntó a ella, pero estaba vacío, él ya no se encontraba a su lado; abrió los ojos lentamente sintiendo la luz del día, y lo vio.

James estaba fuera de la glorieta, junto al lago, recién duchado, colocándose la ropa, mientras de su cabello goteaba el agua como brillantes gotas de diamante. No la había notado hasta que ella se levantó sujetando las sábanas para cubrirse el cuerpo.

Al verla, su serio semblante se relajó. Se acercó a ella con una sonrisa, la abrazó por la cintura y le depositó un suave beso en los labios.

—Buenos días — dijo aun sonriendo.

—Hola — respondió ella sonrojándose, y dedicándole también una sonrisa.

Los ojos de ambos irradiaban un brillo especial, como si sus miradas comunicaran una complicidad única de lo que habían hecho la noche anterior.

—No creí que te despertaras tan temprano — comentó Elin cuando él se separó de ella y comenzó a ponerse sus botas.

—Necesito ir a ver a Aaron — contestó él sin darle importancia.

—¿Te vas? — preguntó ella recostándose por la columna de la glorieta.

—Me encantaría desayunar contigo, preciosa, — se levantó y se acercó a ella, colocándole un mechón de cabello detrás de las orejas — lo de anoche fue lo mejor que me ha pasado después de mucho, pero eres la reina de Dryadalis, y yo el príncipe de Lógverting, no quiero que por mi culpa los elfos te señalen.

—Eso no me importa — respondió Elin sonriendo.

—Entiende, por favor, ¿qué pensarán si nos ven salir juntos de aquí? Que la reina no tiene honra, y dirán que dejas que cualquiera, incluso un hombre como yo, te falte el respeto, y si ellos ven que yo te he faltado el respeto, ¿cómo van a respetarte ellos? — James hablaba con dulzura, nada de lo que decía era para lastimarla o hacerla sentir mal, sino más bien, para protegerla, y que no sea él, el causante de su dolor — Entiende querida mía, es por tu bien, no me arrepiento de lo que pasó anoche entre nosotros, porque lo que siento por ti me mueve a desearte más y más, pero no permitiré que nadie te deshonre o que manche tu nombre.

—"Lo que sientes por mí" — repitió ella sonriendo como una doncella enamorada — ¿Qué es exactamente lo que sientes por mí, James?

Él no respondió. Solamente le dio un largo y profundo beso en los labios, y caminó hacia la salida.

Estando en el vestíbulo del palacio, se encontró con una elfina de la reina, la misma que la noche anterior les había preparado el jardín. Se acercó a ella sin disimular que había pasado la noche con la reina, puesto que sabía que era la confidente de su amada Elin.

—Llévale el desayuno al jardín, ropa limpia, sus joyas del día, y ayúdale a arreglarse — le ordenó.

—¿La reina ya se ha despertado, mi señor? — preguntó la elfina con una reverencia.

—Acaba de hacerlo — respondió James — apresúrese, por favor, y dígale que el príncipe James le ordenó que lo hiciera.

—Sí señor — asintió ella.

La Dimensión Perdida (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora