Capítulo quince

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*Flashback de hace tres años*

Cuando el fresco sol otoñal golpeaba el estanque local, el agua clara sólo parecía enfatizar la implacable miseria de Marinette. Aprovechó la oportunidad para sacar su bloc de dibujo y anotar algunas ideas para sus nuevos diseños. Necesitaba un motivo para distraer su mente de todo lo que acababa de ocurrir.

Estaba luchando por mantener sus emociones bajo control, pero ya no importaba...

Mientras la chica rota cogía con cautela su mochila, sintió un dolor agudo que le atravesaba el cráneo. Intentó ignorarlo, pero fue inútil. El dolor sólo parecía intensificarse con cada segundo que pasaba.

Con las lágrimas cayendo lentamente por sus rosadas mejillas, su mano recorrió inconscientemente el collar de oro que aún colgaba de su delgado cuello.

Se quedó mirando fijamente la "N" roja brillante que colgaba justo en el centro. Era demasiado para soportarlo. Sin pensarlo, apretó la cadena en su puño antes de contemplar sus opciones durante un segundo. Respiró hondo y arrancó agresivamente la única pieza de joyería.

Cuando por fin se quitó el enorme peso de encima, se relajó ligeramente. Ya no había más angustia, ni dolor, pero, sobre todo, ¡ya no había Nathaniel!

Le costaba comprenderlo todo. Sólo era amable, honesta y cariñosa con él, pero al parecer eso nunca era suficiente. Nunca era suficiente...

Esos pensamientos eran interminables, lo que hacía que la panadera sólo quisiera gritar en el vacío sin emociones que se extendía frente a ella. Echó una última mirada al colgante olvidado antes de arrojarlo al agua cristalina.

Cuando el objeto metálico se hundió en el fondo del estanque, unas cuantas ondas se extendieron por la superficie. La forma en que el agua se desplazó, haciendo que se crearan pequeñas olas, le trajo felices recuerdos de su primera cita.

El tímido chico de misteriosos ojos turquesa la cogió de la mano antes de mirarla fijamente a los ojos y susurrarle "te quiero" al oído. Esas tres palabras lo significaban todo para ella, y le creyó...

Al principio, él era muy amable y cariñoso con ella, pero todo cambió cuando Marinette se fue de vacaciones dos semanas a Versalles, donde conoció a Alexander; un actor muy famoso que era amable con todos los que conocía.

Con el tiempo, los dos se hicieron rápidamente buenos amigos. Y todo iba bien, hasta que Nathaniel descubrió que Alexander había besado a su preciosa novia.

Aunque Marinette se resistió, Nathaniel siguió culpándola de todo.

Ese día algo cambió en el pelirrojo. Como si un interruptor se activara instantáneamente dentro de su cerebro; sin saberlo, se transformó en alguien irreconocible.

Se volvió extremadamente controlador y se aseguró de que ella no tuviera ningún amigo. Nathaniel se volvió muy inseguro y necesitaba minimizar cualquier amenaza potencial.

Marinette no podía volver a ver a Alexander, y si desobedecía a su novio, las consecuencias serían terribles.

En ese momento, la inocente muchacha no sabía qué hacer, pero tenía la esperanza de que él cambiaría su forma de actuar. Confiaba en que su relación mejoraría con el tiempo, pero no podía estar más equivocada...

En cuestión de días, él dejó de halagarla. Su tono se volvió áspero, y sus palabras, vacías e hirientes.

Y justo cuando Marinette pensaba que no podía ser peor, sus palabras maliciosas se convirtieron en tortura física. Fue maltratada emocional y físicamente por el chico que una vez había amado. Se sintió como una tonta. ¿Por qué creyó por un segundo que alguien la amaría de verdad?

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