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–Buenas noches, bello durmiente – saluda Sam con burla hacia Bucky.

–¿Dónde está Steve? – pregunta Bucky ignorando el saludo.

–Despertamos bravas eh – ríe Sam al ver la mueca de fastidio que hace Bucky. – Steve está en la cocina preparando suficiente café.

Justo al terminar de hablar, Steve aparece por la puerta con dos tazas humeantes de café, se acerca a Sam y le tiende una taza, tomando asiento junto a ellos.

–¿Quieres que te prepare una taza? – pregunta amable Steve.

–No, no te preocupes, yo me lo preparo – contesta Bucky levantándose.

Al llegar a la cocina, toma una taza, vierte el agua caliente en ella dejando solo unos milímetros debajo de la orilla, le agrega tres cucharadas de café, revuelve lentamente y con cuidado lo lleva a sus labios, da un pequeño trago, logrando que con lo fuerte reaccionen sus cinco sentidos. Deja la cuchara en el lavabo, en una mano lleva la taza y camina de regreso junto a Steve y Sam.

Escucha que ambos están platicando sobre sus relaciones, al sentarse, los dos guardan silencio, Bucky levanta la vista y nota que ambos lo están mirando.

–¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? – pregunta arrugando la frente.

–Sí, tu boca, con la que nos, bueno, me vas a contar – responde Sam.

–¿Qué cosa? – vuelve a fruncir el ceño Bucky.

–Sobre Zemo, ¿Cómo te fue el otro día con él? Supe que casi se besan, ¿Es verdad? – comienza a lanzar preguntas Sam con emoción.

Bucky al escuchar sobre el beso, como resorte gira a ver a Steve, quien abre los ojos de asombro, Bucky lo mira con duda.

–No, yo no le dije nada – dice con rapidez Steve.

–Es verdad, él no me lo dijo – le da razón Sam al rubio.

–¿Entonces? – interroga Barnes.

–Se dice el pecado, mas no el pecador. – le dice Sam como algo obvio. – Entonces... no lo niegas, si te besaste con Zemo, ¿Hubo lengua?

Steve suelta una pequeña risa que lo disimula al instante pegándose a su taza, solo ve de un Sam emocionado por el chisme a un Bucky con ganas de golpearlo por metiche.

–Vamos Buck, cuéntame, Steve no me quiere decir nada, dice que es asunto tuyo y si quiero saber te debo preguntar.

–No – dice tosco, prestándole más atención a su taza que a Sam.

–Oh vamos Barnes – continúa picando Wilson.

–Demonios Sam, ¿Cómo es que Sharon se fijó en ti? – pregunta con fastidio Bucky.

–Tengo mis encantos. – sonríe coqueto – Pero di...

La alarma suena en la estación, logrando interrumpir a Sam. Bucky se termina su café de un solo trago, deja la taza en la mesa y se levanta de la silla.

–Lávalo Wilson – dice alegándose.

–¿Qué? No – le responde ofendido Sam.

–Sam, ¿Los puedes lavar, por favor? – le pregunta amablemente Steve.

–Claro Steve. – le sonríe al rubio.

Rogers le agradece y se encamina en dirección hacia donde se fue Bucky. El equipo del primer camión se alista en segundos y parten a la dirección que necesitan socorro.

Cuando llegaron al lugar, en solo cuestión de minutos se dieron cuenta que solo un camión no sería suficiente, por tal motivo llamaron al segundo en la estación.

El primer camión se quedó frente al edificio, mientras que el segundo se posiciono detrás, para así poder abarcar más espacio, se dividieron en los trabajos, un pequeño grupo entro por la puerta delantera, inspeccionando en cada cuarto, para ver si encontraban a alguna persona.

Al extinguir el fuego en todo el edificio, fue más fácil la inspección, con cuidado caminaban por los pasillos de los pisos superiores, sin encontrar nada que diera un indicio de como inicio el fuego, solo se toparon con botellas vacías de alcohol en toda superficie. Bucky junto con los demás compañeros descendieron al primer piso, para salir, Bucky se fue detrás de Steve, quien fue a inspeccionar algunas habitaciones, mientras los demás iban saliendo.

–Parece que ya sabemos que fue lo que originó el incendio.

Escucho Bucky hablar a Steve, se adentró a la habitación encontrando al rubio observando botellas, latas de alcohol, restos de velas, al igual que cajetillas de cigarrillos vacías y sobras incompletas de los cigarrillos.

–Hicieron una fiesta y no fuimos invitados, se están perdiendo los valores – bromea Bucky.

–Ya estamos viejos, amigo.

–Habla por ti.

Entre suaves risas Steve sale de la habitación para salir del edificio, a varios pasos de diferencia lo sigue Bucky, quien observa el techo, las partes más afectadas, se mueven muy lento, casi no se notan, pero él presta más atención y nota cuando comienzan a despegarse y romperse, mira a la dirección en la cual van a caer y teme por su amigo, el miedo aumenta cuando se escuchan crujidos y con la adrenalina en el sistema corre.

–¡Steve! – es lo único que logra alcanzar a gritar.

Empuja con todas sus fuerzas al rubio, quien cae en la acera, con su vista periférica alcanza a ver como algunos escombros caen sobre su amigo, con un grito lleno de miedo se escucha la voz de Steve decir el nombre del morocho. Se levanta en un segundo y piensa en correr para auxiliar a Bucky, pero varias manos y cuerpos lo detienen, como pueden lo alejan, mientras ve como otros compañeros regresan al sitio y comienzan a retirar los escombros para encontrar a Barnes.

****

El tono de llamada logra despertar a Zemo, con los ojos entrecerrados por el sueño alcanza a ver el reloj, en números rojos se puede apreciar las 02:24 a.m., tantea la superficie de la pequeña cómoda que está al lado de la cama, hasta dar con su celular, como puede recibe la llamada, llevándose el aparato a su oreja.

–¿Zemo? – se escucha del otro lado.

–Sí, soy yo. – con la voz rasposa contesta. - ¿Quién es?

–Steve, soy Steve. – hizo una pausa de varios segundos. – Hubo un accidente y Bucky resulto herido.

Basto decir "accidente" y "Bucky" en la misma oración para que a Zemo se le ahuyentara el sueño, ya en sus cinco sentidos le pregunto qué en donde estaban a lo que Steve le respondió que se encontraban en el hospital central, Zemo enseguida se despidió, al colgar se levantó y se vistió con lo primero que sus manos agarraron, guardo su celular en el bolsillo, en otro su cartera y partió de su departamento.

Fuego  (WinterBarón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora