Epílogo

192 44 25
                                    

1 año y medio después

–¡Vivan los novios!

Se escuchaba decir en todo el lugar acompañados de aplausos, mientras los recién casados hacían su entrada triunfal a la recepción de la boda, tomados de la mano sonriendo con total emoción, y las personas más allegadas con una enorme sonrisa y dejando escapar una que otra lagrima.

Zemo veía encantado el lugar, estaba hermosamente decorado, se podía apreciar la perfecta mezcla que lograban el nuevo matrimonio, algunos objetos gritaban ser la personalidad de cada uno, haciendo que todo fuera único, un gran balance en los gustos de la pareja.

La invitación a la boda le había tomado por sorpresa al castaño, claro que esperaba que en algún momento ellos se casaran, pero nunca imagino que lo quisieran invitar. Seis meses atrás una mañana en el desayuno Oeznik le había tendido un pequeño sobre, lo cual lo tomo sin cuidado, dándole la vuelta y viendo en grandes letras doradas de una T y S, abriéndolo con cuidado, sacando otro papel, que al desdoblarlo comprendió que era una invitación, y al observar lo que había escrito se topó con los nombres completos de Steve y Tony, leyéndolo en segundos, en el mismo sobre venia un pequeño papel, en el cual pedía por favor confirmar la asistencia.

Demoro dos días pensando en si confirmaba su presencia o declinaba la invitación, pero impulsado por una pequeña descarga de adrenalina, le pidió a Oeznik que confirmara, iría a esa boda.

Así que de nuevo se encontraba en New York, a las afueras, ya que la fiesta se estaba llevando a cabo en un gran jardín perteneciente de un hotel, el cual fue exclusivamente rentado ese fin de semana para la boda, excentricidades de uno de los novios, que a nadie le sorprendía.

Zemo aún no había encontrado un buen momento para acercarse a saludar al grupo de amigos, no sabía cómo actuar, los nervios lo invadían de pensar en ir con ellos para saludarlos, además tenía la leve preocupación de como actuarían ellos al verlo acercarse como si nada.

–Oigan, ¿ese que esta allá es Zemo? – pregunto con duda Sam entrecerrando sus ojos para poder centrar su vista.

Los del grupo dejaron lo que estaban haciendo y llevaron la mirada a donde Sam estaba observando, para confirmar que, en efecto, Zemo estaba presente.

Las exclamaciones de sorpresa no se hicieron esperar, pero quien sintió una corriente por su cuerpo fue Bucky, ver de nuevo al castaño era algo intenso, nunca se imaginó que estaría en la boda de Steve.

–Bucky, creo que deberías ir a saludar. – dijo Bruce.

–¡No! – exclamaron al unísono Natasha, Sharon y Karli.

–No, quien debería acercarse debe ser Zemo, él es quien le debe una explicación a Bucky. – dijo Natasha observando al castaño. – Espera, ¿es idea mía, o viene acompañado? – pregunta arrugando su nariz.

–Es una chica, viene con una chica. – confirma Sharon. – Oh por dios, se ven muy risueños.

–¡Demonios! Bucky. – exclama con pesar Sam.

Y mientras todos en esa mesa estaban al pendiente de lo que hacía Zemo con la chica, el mencionado lo estaba pasando muy bien, la comida deliciosa, la compañía de ella era perfecta, no se había equivocado en haber pedido dos lugares y que ella lo acompañara, además de que tampoco se podía quejar de los compañeros de mesa, tenían muy buenos argumentos para cada tema de conversación, ya se veía al final de la noche con algún socio o potencial unión.

Al pasar las horas, el sol se fue escondiendo para darle la bienvenida a la luna, cuando estuvo todo completamente de noche, se anunció el primer baile de la pareja, en la pista solo estaban ellos dos, bailando una preciosa melodía, que todos podían jurar que el encargado de escoger la pieza fue Steve, pero pocos sabían que había sido Tony, con esa canción le expresaba todo lo que sentía al rubio.

Fuego  (WinterBarón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora