PRIMERA PARTE: UNA HOJA SECA EN TU PORTAL

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DERECHO A ROCE

Teníamos derecho a roce, no había excepciones en la cláusula, así que, también me rozaste el alma.

Todo quedo clarísimo desde un principio pero el roce hace el cariño.

Si teníamos derecho a roce y el roce hace el cariño, teníamos derecho a tenernos cariño.

Derecho y no obligación, mi corazón se adhirió a ese derecho y tú esquivaste sin esfuerzo la alternativa.

El roce físico era magistral, el de mis uñas en tu piel suplicando clemencia, el de tus dientes encerrando en un delicado mordisco mi labio inferior, el de tus manos buscando el cofre del tesoro.

Ahora sólo escucho el roce de tus zapatillas de andar por casa indicándome que sigues por aquí merodeando, el de tu respiración en mi cuello, el de tus manos buscándome inquietas cuando me alejo de ti mientras duermes.

Ahora sólo imagino que me sigues rozando, con tus labios, tus manos, tus caderas, tu voz, tu aliento mentolado, tus dientes, tu recuerdo. Lo cierto es que sólo siento que cada vez me rozas más las heridas y nada de lo anterior y ya están empezando a sangrar.

POEMARIO DE UNA SOÑADORA CON INSOMNIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora