CÚSPIDE
Adoraba las alturas, se sentía en la cúspide pero cuando la autoestima le fallaba caía por debajo del suelo y sus fuerzas pedían socorro en un eco miles de metros más abajo.
Él, para ella, era una visita al Himalaya y al dejarse caer en sus brazos alcanzaba el pico más alto de su felicidad porque no había deporte de riesgo que más le gustara que el ascenso hacia su boca y el descenso hacia su palpitar y ni que decir tiene que en este deporte estaba prohibido hablar pero era obligatorio gritar.
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POEMARIO DE UNA SOÑADORA CON INSOMNIO
PoetryTodas las noches que me escondí entre las sábanas del silencio contando los hilos de mi atuendo, repitiendo tu frase de despedida, todos los billetes que compré de vuelta, pero sin ida, todas las veces que mordí mi labio inferior callando un "vuelve...