POETA SIN RIMA
Ella apagaba los cigarros encendidos de las calles, caminaba con la cabeza agachada para que nadie descubriera su triste mirada.
Tenía las manías de colocar los cubiertos hacia el mismo lado en su cajón, de posar los pies en las zapatillas cuando se vestía sin meterlos dentro, al acostarse sus calcetines guardaban las patas del pantalón y el pantalón a su vez la camiseta del pijama para que no entrara nada de frío.
Adoraba leer en el hueco izquierdo del sofá, con las rodillas dobladas y con una manta que le tapara desde los pies a las orejas. También era de cantar, cuando se animaba o cuando estaba triste ponía la radio en vez del reproductor del móvil, porque tenía la necesidad de que el azar le mandara una canción de acuerdo a su estado sentimental, aunque pocas veces ocurría y acababa cantando las mismas.
Desayunaba sentada como un indio subida en la encimera de la cocina, después salía a andar muy pronto y le daba rabia que los transeúntes que se cruzaban la adelantaran en su caminar. En esos caminos siempre se acordaba que debía haberse llevado unos auriculares porque sus pensamientos enjaulados emprendían el vuelo y le llenaban la cabeza de pájaros que la mareaban con recuerdos, deseos e imposibles, en esos momentos era mejor estar distraída.
Las matemáticas y ella no parecían entenderse nunca, pero a pesar de lo que le costaba cuando era más joven analizar las poesías de los antiguos literatos como Garcilaso de la Vega o San Juan de la Cruz, cuando conoció a Neruda, Pedro Salinas, Miguel Hernández, García Lorca y gran parte de la Generación del 27 descubrió un mundo nuevo y a partir de ahí, cada noche se enfrascaba entre sábana y sábana y traducía las metáforas de Mario Benedetti, se acoplaba en los versos de los poetas vivos que se hacen llamar aprendices y que bien se sabe que deamateurs ya tienen poco.
Así que, ella, con sus catástrofes, con su dolor silencioso, con su cruz sin su cara, con sus mil de cal y cuatro de arena se convirtió en poesía. Y no, rimar no rimaba, porque como no pegaba con nada, no encajaba en ningún sitio era una poesía en una isla y con el tiempo encontraría su pareado, sin haberlo planeado. Encontraría un bucanero con el que formaría el verso perfecto.
ESTÁS LEYENDO
POEMARIO DE UNA SOÑADORA CON INSOMNIO
PoetryTodas las noches que me escondí entre las sábanas del silencio contando los hilos de mi atuendo, repitiendo tu frase de despedida, todos los billetes que compré de vuelta, pero sin ida, todas las veces que mordí mi labio inferior callando un "vuelve...