CAPITULO 8

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Amanecía, todos se habían ido. Harry fue el último en irse, solo fue después de que Liv ya se había quedado dormida. Me había dicho que volvería antes del almuerzo, porque nos llevaría a almorzar.

Liv dormía cómodamente en su cama, rodeada de los nuevos peluches, había tantos, que casi pierdo a mi cachorro en medio de tantos.

Llaman desesperadamente a la puerta, hasta el punto de despertarme asustado. Liv se movió en la cama, le acaricié el cabello y se volvió a dormir.

Bajé las escaleras con miedo, quienquiera que estuviera cerrando la puerta parecía querer derribarla.

– ¿Quién es?

– ¡Louis, soy Ralph, abre la puerta! – Ralph era uno de los amigos de Ronan.

– No, él no está – respondí.

– ¿Él está muerto? ¿Es cierto que Ronan está muerto?

– Sí – respondí, todavía sin abrir la puerta.

– ¡Mi amigo está muerto! ¡Ronan fue asesinado! – parecía gimotear –... ¡Abre esa puerta! Louis, abre esta puerta – estaba golpeando con fuerza, haciendo temblar la puerta.

– ¿Papi? – Liv estaba en las escaleras, asustada.

– Amor, sube a la habitación y enciérrate ahí. Solo abres la puerta si papá pregunta, ¿entiendes? – Confirmó Liv con la cabeza, el alfa seguía llamando, pronto la puerta se movía – El celular de papá está ahí arriba, ¿recuerdas que te enseñé a usarlo? Ahora ve a tu habitación.

– ¿Pero y tú?

– ¡Resolveré todo aquí y subo arriba, ahora ve allá! – La empujé escaleras arriba, ella echó un vistazo y se escapó, solo me sentí aliviado cuando escuché que cerraban la puerta del dormitorio.

¡ABRE ESTA PUERTA DE LOUIS! ¡ABRELA AHORA!

– ¡Ralph, vete, llamaré a la policía! – yo grité.

¡ABRE LA PUERTA! – usó la voz de alfa, gritó una y otra vez que tenía que abrir la puerta. Me duelen los oídos, me tapé las manos, pero todavía me dolía.

Mi instinto quería obligarme a obedecer, especialmente ahora que ya no tenía un Alfa, era susceptible a cualquier otro. Pero luché contra eso, no era solo mi vida, era la de mi cachorro lo que estaba en juego.

– ¡No! – Lloré de dolor – ¡Vete! – supliqué.

LOUIS – gruñó, haciendo sangrar una de mis orejas– ¡OBEDECE! ¡ABRE LA PUERTA!

Cuando me di cuenta, tenía la llave en la mano, desesperado, usé mi fuerza para tirar la llave, terminando debajo de uno de los gabinetes de la cocina.

Ralph dejó de llamar, respiré aliviado solo por unos segundos, porque volvió a llamar a la puerta trasera, tratando de forzar la entrada.

¡ABRELO! – gritó y le agradecí inmensamente que Harry hubiera cambiado esa puerta. Si fuera el viejo, habría cedido al primer golpe.

– ¡NO! – Grité de nuevo– ¡VETE!

Lo escuché caminar por la casa, me sentí como una presa a punto de ser atacada. Sé que fue inútil, pero recé para que uno de los vecinos escuchara la confusión y llamara a la policía.

Un ruido muy fuerte y los cristales volaron por todas partes. La ventana del pasillo, la misma que Ronan me había empujado una y otra vez hasta que una de las ventanas se rompió en mi espalda, ahora estaba completamente rota, Ralph la usó para entrar a mi casa y vino hacia mí, furioso.

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