CORONEL SUPREMO ( PRIMOS BLAKE )

PROTECCIÓN

CAPÍTULO 19

PARIS WILSON 

Me encontraba en uno de los cuartos vip de la discoteca, no había entrado a ninguna hasta ahora, tenías luces rojas haciendo que la habitación se vea más pequeña. La canción era distinta con la que se escuchaba afuera, esta era más delicada y más atrevida.

_Toma ponte esto — me entregó un traje distinto.

_No es necesario señor — intenté no tartamudear.

_Dije que te lo pongas — alzó su camisa mostrándome una pistola guardada.

Porque últimamente me quieren dar órdenes, solo obedezco los del Coronel cuando estamos en mi habitación. 

_Te quiero ver lista en estos momentos — gritó — No soy esa persona que te tratara bonito al contrario si no obedeces ya sabes que haré.

Al extender el vestuario y descifrar como se ponía, los minutos pasaban y las probabilidades de que saliera viva de este lugar disminuían. Fue un reto para mí ponerme este encaje con estas raras tiras, no se donde iba cada una. Este hombre sí que está loco al darme una vestimenta como esta, no sé si disfrutaba ver a la gente sufrir o era su fantasía ver a una joven menor que él con esto puesto.

_Pero que bien te queda — intentó darme una vuelta

_Solo me dijeron que bailaría nada de tocamientos — lo fulmine con la mirada

_Eso si es que yo no cambio de opinión — rió — Pero si sigues con ese carácter mostrando que tienes el control creo que cambiaré de idea y te ordenaré otra cosa — habló en mi oído.

Me llenaba de asco todas sus palabras, cuanto hubiera querido que eso me lo digiera el detective y Coronel Erick no un viejo mañoso.

_Estoy esperando — se sentó en la cama quitándose su chaqueta negra.

Antes de poner la música se me había ocurrido una idea, llamar al Coronel así podrá escuchar cada palabra que diga y en caso de que se sobrepase pueda venir a socorrerme.

La música ya había sonado y de un momento a otro los pasos no concordaban con la melodía por lo que decidí inventar unos nuevos.

_Sigue, sigue — su voz sonaba entre cortada. No sabía el porqué hablaba de esa manera hasta que me di cuenta que se estaba tocando delante mío.

Pero que hombre más sucio y cochino. 

Sigue París no te intimides, ya mismo acaba la canción.

_Princesita ven para acá — se incorporó.

_Dije que solo era bailar señor. 

Mi miedo iba creciendo a medida que se acercaba más y más a mí.

_Y yo dije que si cambiaba de opinión harías caso — se burló — O acaso nunca lo has hecho con un hombre.

_Jamás lo he hecho con un viejo como tú — le escupí en la cara.

_A no princesita, esas muestras de afecto no me gustan — me agarró fuerte del brazo — nadie nunca me ha dicho que no. Entendiste.

_Entonces seré la primera — grite.

_Eso lo veremos ahora — comenzó a besarme en el cuello.

Un golpe duro llego a su pómulo derecho, toda mi rabia estaba concentrada y con todas las fuerzas comencé a gritar. 

_Ayuda, ayuda por favor — grité lo más fuerte que pude — Erick auxilio. 

Sabía que al menos podía escuchar un poco por la llamada y rogaba que la música no se entre pusiera.

_Nadie va a venir a salvarte niña — hizo que lo mirara a los ojos.

_Déjame en paz juro que no diré nada — lágrimas de dolor salían por mi rostro.

Ya habían pasado varios minutos y no veía que Erick se acercaba. Estaba tirada en la cama sin poder defenderme, ya que me había atado las manos con un trapo.

_Porque eres tan bella mi princesita — se acostó al lado mío — sabes lo que siempre he querido hacer— sacó la pistola y la frotó por todo mi cuerpo.

_Erick por favor — lloré internamente. 

Alguien que me ayude.

_No llores sé que te va a gustar — se sacó la camisa. Al percatarme me di cuenta de que tenía un tatuaje, pero no el mismo que me había dicho Cristopher. Si él no era el jefe de la mafia, ¿Entonces quien era?

Ya me daba por perdida, no podía hacer nada más que llorar, mis esperanzas cada vez eran menores, pero de un momento a otro vi como alguien empujó la puerta de una manera brutal.

_Con ella nadie se mete idiota — le dio un golpe en ojo haciendo que saliera encima mío.

_¿Quién carajos eres y porque nos interrumpes? — intento devolverle el golpe, pero por suerte lo esquivo.

_París levántate, ponte detrás de mío — habló Erick todo sudado — ¿Qué le has hecho degenerado?, ¿Por qué está casi desnuda?

Su voz sonaba molesta y su cara parecía que iba a explotar de la furia, cada grito que daba se le marcaban las venas a tal punto que tenía miedo que explotará.

Sonidos de sirenas inundaron el lugar, la música ya no se escuchaba a tal punto que hubo unos minutos de silencio.

_¿Quién fue el idiota que llamó a los policías? — el jefe intentó soltarse del brazo de Erick, pero le resultó difícil, ya que lo sostenía con mucha fuerza.

_Fui yo — Erick lo fulminó con la mirada —. Quién se meta con mi mujer se mete conmigo y ese fue tu error.

_¿Y piensas que ahora tu novia está protegida? — rió — muchacho este solo es el comienzo de una dulce venganza y ten por seguro que tu noviecita y todos la que la rodean acabaran mal — sacó la pistola apuntándome.

_¡Noo! — gritó antes de apretar el gatillo. Erick se había puesto adelante mío recibiendo la bala en su hombro, por suerte la policía llegó en ese mismo momento y pudo capturar a un miembro del equipo. Algo es algo, pero en estos momentos lo que me importaba era la vida del coronel.