Tres chicos de la realeza sin dudar los mas guapos y suspirados por todas las chicas: Erick Blake, Ethan Blake y Adam Blake primos de toda la vida viviendo en una misma casa. Paris una chica guapa, pero con bajos recursos siendo la hija de la emplea...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 38
ERICK BLAKE
Me había olvidado que el clima de aquí es muy friolenta por las mañanas, sin embargo me encontraba en el hospital esperando a que alguien me atendiera y me diera información sobre Adam. Había tantos pisos y varias habitaciones que no terminaría hoy para encontrarlo, el abuelo me dijo algo sobre la habitación 152, pero no lo recuerdo muy bien, mi mente solo pensaba en esas fotografías y lo extraño que me resulta ver a Amanda ahí.
_Mucho gusto — habló una enfermera brindándome la mano —. ¿Busca a un paciente en particular?
_Buenos días, quiero saber el número de habitación de mi primo.
_Te veo tenso, ¿Le paso algo grave?
_Eso quiero averiguar — respondí preocupado.
_¿Y tienes prisa o te gustaría conversar? — no paraba de agarrar su cabello de forma coqueta. -Yo ya terminé mi turno, no sé si quieres salir a tomar un café, hablar y... — dio pequeños pasos hacia mí.
_¡Detente quieres! — dije con firmeza, retrocediendo. — Yo he venido a ver a mi primo no a socializar con enfermeras, además puedes ser mi hermana menor. ¡Por Dios santo, esta juventud de ahora!
Las personas que estaban a nuestro alrededor se nos quedaron mirando hasta los mismos médicos que entraban por la puerta principal.
_Lo siento mucho si le hice sentir incómodo — titubeó — ¿Cómo se llama el paciente?
_Adam... — Conteste —. Se llama Adam Blake.
_Habitación 125 piso cuatro - dijo con vergüenza. Su cara estaba totalmente roja y tenía su mirada fija en el cuadernillo.
_Gracias... — vi su carnet, el cual lo llevaba puesto en el lado derecho de su pecho. — Gracias enfermera Rillert.
Cuando llegue a dicha habitación, observe como mi tía lloraba por un rincón, el abuelo le sostenía la mano a Adam y la abuela solo se dedicaba a leer el periódico que había en la mesa de al lado.
Había un ambiente tenso, nadie hablaba solo se encontraban ahí como almas sin vida, entiendo que estén de esa manera, pero necesitan mostrar un poco más de alegría porque si Adam se levantará y viera sus caras inmediatamente le da un ataque y ahí si moriría.
_¡Llegué! — hablé llamando la atención de todos los que estaban ahí — lo siento si no pude venir ayer, pero me surgió un percance y tenía que solucionarlo.
_No te preocupes hijo al menos has venido — sonrió el abuelo.
_¿Cómo está? ¿Qué fue lo que le pasó? —. Me froté el rostro con las manos en un gesto de preocupación. — Dios santo, porque está conectado a tantos cables.
