Tres chicos de la realeza sin dudar los mas guapos y suspirados por todas las chicas: Erick Blake, Ethan Blake y Adam Blake primos de toda la vida viviendo en una misma casa. Paris una chica guapa, pero con bajos recursos siendo la hija de la emplea...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 33
ERICK BLAKE
Teníamos horas recorriendo arbusto por arbusto, jamás pensé que el bosque Epping Forest fuera tan grande.
_¿Cansado Coronel? — habló Samanta detrás mío — toma, bebe un poco de agua.
_No tengo sed gracias — seguí caminando. No quería detenerme, los segundos son importantes para hallar a la niña.
_Tienes que hidratarte si no quieres desmayarte — me miró con mala cara — recuerda que si estás inconsciente no podremos seguir con la misión.
_¿Por qué no? Tú podrías tomar el comando.
_Aquí el jefe eres tu idiota así que toma y no seas un bebé — puso la botella entre mis manos antes de irse.
Esta chica sí que es terca acaso no sabe el significado de un NO.
_¡Todos deténganse! — gritó el agente tomando mi atención — no den ni un solo paso.
_¿Qué pasa? Encontró una pista o algo parecido.
_Fíjense por dónde caminan, han puesto trampas.
_¡¿Qué?! — hable sin poder creérmelo. Al ver a mi alrededor me pude dar cuenta las tiras que estaban colgando en los troncos de los árboles. Sea el que haya hecho esto, sabía que vendríamos aquí.
_¿Y ahora que hacemos? Tenemos que seguir, ya estamos cerca de llegar al punto central — habló Kia.
_Todos agáchense — ordene — obedezcan al agente no den ni un solo paso. Sonidos de tiros se escuchan en cielo, pájaros revoloteando saliendo de los árboles para salvar su vida. El disparo se escuchaba cerca así que estamos por buen camino.
_Todos formen grupos— gateó Samanta hacia el agente — nadie tiene que estar separado, nos distribuiremos por cada callejón y si encuentran algo nos comunicaremos por esos teléfonos especializados.
Asintieron todos.
Desgraciadamente me había tocado con Kia, en todo el camino no dejaba de hablar y de contarme de su vida.
_¡Puedes callarte! — hable impaciente — No se si sabes, pero esto es una misión riesgosa y si no te interesa puedes irte.
_Claro que me importa — bufó — Solo quería hacer que no estuvieras tan serio.
_Pues no hagas nada de eso y solo dedícate a buscar pistas — musite.
_Esta bien su capitán... — me volteó los ojos.
Me sentía frustrado, ya que no habíamos encontrado nada, solo pequeñas huellas de un animal pequeño. ¿Quién será el intruso? ¿Cómo sabía que nosotros estaríamos aquí?