No soy tu amigo

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Capítulo 59

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Había pasado una semana Mortem y Daichin ya se habían acostumbrado a la presencia del otro.

Era un día tranquilo, como era de costumbre el edificio estaba vacío así Mortem decido sacar a pasear a Daichin, estuvieron fuera toda la mañana y por la tarde fueron al bosque.

El pequeño gato saltaba detrás de mariposas y cualquier otro insecto, se subía al gran roble e intentaba alcanzar a los patos.

—No te comas a los patos Dai, se supone que tengo que cuidarlos, a Lyn no le gustaría que les hicieras daño —aunque se suponía que el tener una mascota ello ayudaría a superar a Lyn él le hablaba al gato de ella —. Ambos se parecen, los dos siempre saltando y yendo de un lado para otro, incluso eres igual de molesto que ella, ustedes se hubieran llevado muy bien...

Después de un rato más volvieron a casa, Mortem llevaba al pequeño gato escondido dentro de su mochila para que nadie lo viera. Se asustó un poco cuando el casero se acercó a él en la entrada.

—Hola Erick

—Erlik

—Eso mismo, bueno como ya habrá notado alguien se está mudando —dijo señalado al camión de mudanzas frente al edificio, el cual Mortem ni siquiera se había dado cuenta de que estaba ahí —. El elevador estará ocupado así que tendrás que subir por las escaleras.

—Bien —dijo intentado alejarse lo más posible de aquel hombre para que no notara la presencia del gato.

Subió rápidamente las escaleras y estaba a punto de entrar en su departamento cuando una voz sonó a sus espaldas.

—¿Erlik? —Mortem no logro reconocer la voz y por un momento dudo en darse la vuelta pero al final lo hizo

—¿Si? Ah, hola Chloe —saludo a la dueña de aquella voz

—Vaya, no sabía que vivías aquí, supongo que el destino nuevamente nos ha reunido

—Si como sea, bienvenida —dijo entrando en su departamento y cerrándole la puerta en la cara.

Aunque sabía que su actitud hacia Chloe fue grosera no le importo, continuó con su rutina normal: preparo la cena, se ducho y se sentó en el sofá a ver una serie de los 90's durante varias horas. Ya era tarde cuando por fin el camión de las mudanzas se fue y el ajetreo cesó; algunos minuto después alguien llamó a su puerta, Mortem suspiro con pesadez y se levantó de mala gana.

—¿Qué?

—Hola Erlik, lamento molestarte —dijo apenada—, ¿sabes cuál es la contraseña del internet? no encuentro al casero por ninguna parte y...

—Toma —la interrumpió y estiró
su brazo dándole un trozo de papel—. No te recomiendo que uses el wifi del edificio, esa es la contraseña del mío, úsala.

—No puedo hacer eso, yo...

—Tómalo como una disculpa, por lo de antes, fui grosero pero como ya te habrás dado cuenta aquí no acostumbramos ser "buenos vecino" nunca hay nadie en él edificio así que no es fácil encontrar ayuda, pero igual no es excusa —la interrumpió de nuevo

—No te preocupes por eso y acepto tus disculpas...

—¿Necesitas algo más?

—No, es todo, muchas gracias —dijo dándose la vuelta pero luego se arrepintió—. De hecho...¿sabes cómo está el gatito? los demás están bien en el refugio, alguien solicitó adoptar a uno y después de algunas citas concluimos que será un buen dueño, Irán por el mañana.

La Muerte También Puede Amar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora