Disculpa

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Capítulo 79

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Ya había anochecido cuando Lyn y Chloe volvieron, se despidieron la una de la otra y entraron en sus departamentos.

El departamento de Lyn estaba iluminado con una luz tenue, había algunas velas esparcidas por toda la sala de estar las cuales formaban un sendero que llevaba al balcón, ahí mismo estaba Mortem, mirando hacia la ciudad mientras terminaba un cigarrillo, eso y la ropa formal que llevaba lo hacían ver como uno de esos modelos de revista.

Se dio la vuelta hacia ella, le dio una ultima calada al cigarrillo y lo apago.

—¿Quieres cenar conmigo?

Ella solo lo miro y siguió de largo.

—¡Espera!, hazlo por Dai —cargo al gato y se lo mostró—. Tan solo míralo, no puedes dejarlo así.

—¿Qué le hiciste al pobre inocente? —río.

—Solo se arregló para esta ocasión especial

El pequeño llevaba un collar que se asemejaba al moño de un esmoquin.

—¿Qué tiene de especial esta cena? —se acercó a él.

—Es una cena de disculpa

—Mortem...

—Por favor Lyn, no busco que me perdones solo quiero disculparme contigo. Puedes hacer que no existo durante toda la cena, lo aceptaré, solo quiero que sepas que realmente lo siento.

—Bien, pero solo por Dai.

—Lo que tú digas —sonrió alegremente

Invito a Lyn a sentarse y luego sirvió los platos, había preparado la comida favorita de Lyn.

Ella estaba aguantando las ganas de saltar a sus brazos, esto era realmente tierno. El hombre que había visto fumando en el balcón no podía ser él mismo que este niño sonriente y detallista.

Estaban a punto de comenzar a comer cuando la alarma de incendios comenzó a sonar, se escucho como todos los vecinos bajaron rápidamente mientras que ellos aún seguían paralizados. El humo de las velas había llegado hasta el detector de humo y la alarma se había activado.

Rápidamente entraron a apagar todas las velas y luego bajaron, los aspersores en los pasillos ya se habían activado. Después de explicar a los vecinos que era una falsa alarma y recibir un regaño del casero ambos volvieron al departamento.

Al entrar se encontraron a Dai comiendo la que era su cena. Se miraron el uno al otro y soltaron una carcajada. Mortem se sentía aliviado de por fin poder escuchar nuevamente aquella hermosa melodía.

—Lo siento, esto para nada salió a como esperaba. Casi quemamos el edificio, estamos empapados, los vecinos nos odian y ahora ya no tenemos nada para cenar. Todo fue un desastre

—Esta bien, no importa, fue lindo.

— ¿Qué parte de todo este fracaso es linda?

—La parte en la que preparaste todo esto para mi, en la que tú y Dai van de traje. Además fue divertido ver a los vecinos correr, aunque creo que a partir de hoy estaremos en la lista negra del casero.

La Muerte También Puede Amar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora