¿Valdra la pena?

7 3 0
                                    

Capítulo 75

══════ •『 ♡ 』• ══════

Lyn despertó cuando el alba apenas se divisaba en el horizonte, los tonos rosados y anaranjados fueron iluminando la habitación dándole un toque fantasioso. Con ese hermoso paisaje interior miro a Mortem, seguía completa y profundamente dormido, se miraba tan tranquilo como si por fin pudiera haber descansado después de años de sufrimiento; el gato dormía cómodamente sobre su pecho. Al admirar aquella escena tan hermosa y tierna Lyn se sintió completa, feliz y llena de vida, había olvidado lo mucho que disfrutaba de esas pequeñas cosas que hacían que la vida valiera la pena, del calor de la luz solar, oír la respiración del otro, de simplemente poder existir, de ser, de sentir.

══════ •『 ♡ 』• ══════

☠︎ Mortem ☠︎

Cuando desperté me encontré con unos hermosos ojos azules que me miraban curiosos, esos ojos tan azules y tan profundos como el mar, uno en el que podía ahogarme eternamente. Esa mirada tan penetrante y dulce que me hace sentirme desnudo y solo quiero derrumbarme frente a ella cuando me mira, una mirada que me grita que estoy seguro aquí y que no importa nada más en el mundo, una mirada que me dice que le muestre mis fallas, mis penas, mis defectos y mi debilidades, que no importaría que yo fuera el mounstro más aterrador o la criatura más asquerosa, que sin importa quien o como fuera me seguirán viendo de la misma manera risueña, curiosa y cariñosa.

Esa mirada que me hace sentir que aunque todo a mi alrededor se estuviera incendiando, que aunque todo estuviera en ruinas, que no importa qué tan mal estén las cosas esa mirada siempre me traerá tranquilidad y seguridad y me hará sentir que pertenezco a algún lugar, que tengo un hogar aunque la verdad sea todo lo contrario. Una mirada de esos ojos es más que suficiente para llenarme de vida, la cual creí perdida.

Esos ojos tan hermosos me miraron risueños y no tuve mas opción que caer rendido ante esa mirada. Esos ojos de ese color tan característico, eran una mezcla entre azul marino, índigo y celeste combinados con una tristeza silenciosa, una curiosidad inmensa y una alegría contagiosa. Esos ojos que eran tan expresivamente indescifrables, de mirada vaga pero segura, de una timidez imponente, de una tristeza hermosa, unos ojos de ensueño que eran reales, que me miraban y yo estaba incrédulo de que realmente estaba pasando, estaba aquí, por fin había  vuelto y yo tenía la suerte de estar aquí para presenciarlo, para acompañarla, para amarla...

—Hola —dijo mostrándome su hermosa sonrisa. Su voz me sacó de aquel trance de pensamiento en el que me había hundido mientras la observaba.

—Hola —hable con voz ronca de recién despertado y le di una sonrisa algo adormilada—, ¿dormiste bien?

—Dormí como nunca lo había hecho ¿qué tal tu?

—Coincido

Ambos guardamos silencio y yo solo me dediqué a admirarla, observar cada detalle de su rostro, de su piel, tratando de memorizarlos por si acaso volvía a perderla, yo sabía que era hermosa pero ahora se miraba muchísimo más linda.

—¿Por qué me miras así?

—Aún no me lo creo...que hayas vuelto, que estés aquí, que seas eterna.

—Pues créetelo porque estaré aquí por toda la eternidad

—Lo intentó, pero tengo miedo de hablarte y que no me escuches, miedo de tocarte y no sentirte, de verte y que no estés aquí...como si con él más mínimo rose fueras a desvanecerte  frente a mis ojos y así te perdería para siempre —tome su mano con temor de que lo ya dicho fuera a ocurrir

La Muerte También Puede Amar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora