Una canción por cada corazón roto ©

21. Perdición y sonreír con «When I look at you».

21. Perdición y sonreír con «When I look at you».

Braxton

24 de junio, 2017.

—Sabes que no te besaré.

Rio, pero me encargo de alejarla mientras me acomodo en la esquina de la cama.

Me observa, y dura un segundo mostrándose ofendida, luego se encoge de hombros—Yo tampoco lo haría—asegura antes de ponerse de pie bostezando.

—Lávate los dientes, y después sí nos besaremos.

Vuelvo a concentrar mi vista en mi teléfono.

Ayer fue un día bonito. Conocer a Kara fue una linda experiencia, y nos dio la oportunidad de tener, junto a Beatrice Taylor, un buen gesto, en el que ayudamos también de forma económica.

Bea movió contactos e hizo que Karen Rubio consiguiese un mejor empleo, sumándole el apartamento en una zona mucho más apta. En mi caso, junto a la castaña, nos encargamos de las cuentas de hospital a largo plazo.

Blair lloró, mucho, y cuando no pudo prometerle a la pequeña que volvería, lo hizo otro poco. Sé cuánto le hubiese gustado visitarla con constancia, pero no nos podemos engañar. Nuestros horarios son apretados, nuestros viajes constantes y nuestras estadías cortas.

Y aunque cuando empezamos a trabajar en el álbum tuvimos largos días de paz, en lo que cabe, eso se acabó; por ahora. Así que pasaremos las próximas semanas cumpliendo con contratos y plazos, la suerte (o desdicha) es que como hemos adelantado bastante con el tema del álbum de ahora en más nuestros viajes serán juntos. Estaremos concentrándonos en los métodos publicitarios, las sesiones, preparación de presentaciones y un sinnúmero de compromisos que mientras más pronto se organicen, más beneficiados saldremos.

—¿Qué tal estás?—me pongo de pie y me abro paso hasta el balcón.

El apartamento de Blair está ubicado en una muy acomodada zona de Melbourne. Cuando llegamos estuvimos tan cansados que nos dormimos de inmediato, y me levanté hace menos de dos horas, a las once de la mañana.

No tuve hambre, por lo que solo hice mi rutina de aseo personal y volví a acostarme. No he visto mucho del lugar, pero sí soy conocedor de lo grande que es.

—Todo bien—comento—. No me molesta tu llamada, pero sé que hay un motivo detrás, así que adelante Dar, suéltalo.

—Thomas habló conmigo.

—¿Y...?

No sé qué se supone quiere que diga.

—Quiero saber si estás seguro—se queda en silencio unos segundos—. Sabes que siempre te he motivado a dejar ir, pero, aún así, no quiero que hagas algo de lo que te puedas arrepentir, o que te haga daño.

—No te preocupes—sonrío a pesar de que no puede verme.

»Tener su número se siente como dar un paso—admito rascando mi barbilla—. Es por mí. Para que cuando me sienta realmente listo, pueda tener la oportunidad de concretar un encuentro lo antes posible.