25. We need time.

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¡Surprise!

25. We need time.

Blair

01 de octubre, 2017.

Respiro con profundidad rechazando por cuarta vez la llamada de Sam.

No quiero entrevistas. No quiero sesiones. No quiero una mierda.

Asiento hacia Bob cuando deja mi almuerzo sobre la mesa.

—Gracias.

No hago ni amague de tomarlo.

Me acomodo bajo las sábanas, queriendo atraer el sueño.

—Oye.

—¿Qué?

No sueno hostil, pero mi tono deja bastante claro que mis ánimos no son los mejores en este momento.

Pero es Braxton, y a él no le importa.

Suspiro con pesadez cuando se sube a la cama. Pasa su brazo por mis hombros y me acomoda contra sí.

Usa el control remoto, y manipula la televisión después de encenderla. Se detiene cuando un episodio de bod esponja aparece en la pantalla.

Ruedo los ojos, pero no digo nada para que cambie de canal.

—¿Hablaste con tu hermana?

Asiento en respuesta.

»¿Con tus padres?

Vuelvo a asentir.

—Hablé también con Chloe—murmuro—. La había recomendado con Kendall y empezaron a trabajar juntas.

—Ah sí, me lo había comentado, está feliz.

No respondo.

Me concentro en ver la televisión, a pesar de que en este momento mi cabeza está en otro lado.

Respiro con profundidad intentando no ahondar demasiado en mis pensamientos, que no son agradables en este momento.

—¿Viste las opiniones?

Es obvio que es a donde quería llegar. Balbuceo alguna estupidez para que sepa que lo escuché, pero no digo nada.

Me incomoda pensar de esta manera, pero las opiniones me valen muy poco en este momento.

»Lo aman—continúa—. Las canciones son tendencia y hay muchísimo hype y emoción.

Asiento con desanime.

—¡Hurra!

Resopla, como si atrajese paciencia ante mi sarcasmo y casi me encojo de hombros.

—Estuve hablando con Samantha, que está muy preocupada porque no le contestas—acusa—, y estamos coordinando para adelantar el lanzamiento oficial.

—Podrían sacarlo hasta mañana—ruedo los ojos—, ya filtraron la mitad del álbum, ¿qué más da?

—Detente.

—¿Qué estoy haciendo?

—Estás teniendo una actitud de mierda, Blair. Detente.

Me enderezo, sentándome sobre la cama.

Lo observo.

—Discúlpeme, señor Hudson—me llevo la mano al pecho fingiendo pesar—ahora sé que no puedo estar de mal humor porque se cagaron en mi trabajo.

—¿Tu trabajo?—ríe con incredulidad, levantándose —Oh, recién me entero que fuiste la única en participar en la producción del maldito álbum.

Una canción por cada corazón roto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora