Choi Beomgyu es un bipolar Omega, estando fuera de los estándares de "Omega perfecto" por ser un 'chico rellenito' y sobre todo 'bajito'. A pesar de los hirientes comentarios y burlas a su físico, jamás quiso dar importancia. Su amor era todo tipos...
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⌜Pasado 10/1O 🧸⌟
𖧧 8 años después 𖧧
── Papá, ¿qué piensas de esto?
Yun-Sik terminó de beber su licuado, mirando a su cachorro, Beomgyu lo miraba con su pucherito en su rostro mientras tenía puesto un enorme sombrero de la playa, lo cual cubría sus ojos.
── Te queda grande.
── Mh, pero me gusta.
Beomgyu puchereó ante la negación de su progenitor, jadeo a dolorido al zape en su nuca y JaeBeom yacía a su lado, todo mojado.
Estaban de viaje en JeJu.
── Deja de ser gruñón. Además, eso no te queda, enanito ──musitó burlón.
── ¡No te metas, Hyung!
── ¿Dónde estás, Beomgyu? No te veo.
JaeBeom fingió sorpresa, mirando a su alrededor y no en frente, donde estaba el castañito quien mantenía su expresión enfada.
Yun-Sik soltó una risa. Sus hijos amaban molestarse uno al otro, entre empujones hasta bromas.
Como siempre tuvo que ser. Esas sonrisas habían vuelto.... ...Y unas fotos tuvieron que ser desvanecidas para traer de vuelta la felicidad de sus cachorros.
── Vengan aquí y den un abrazo a su padre, cachorros.
Los menores no tardaron en hacer caso a su padre, tirándose encima y recostarlo en la arena mientras la risas eran visibles. Beomgyu miró a su hermano ir por unos jugos y al estar a solas, se acercó su padre.
── Papá.
── ¿Mh?
──... Tuve... Tuve ese sueño otra vez.
La atención de Yun-Sik inmediatamente fue en el castañito, ocultando sus nervios y es que, había hecho demasiadas cosas para que esos recuerdos fueran eliminados de una vez, y funcionó: su hijo ya no lloraba todas las noches, era como si todo se esfumó de su mente.
Beomgyu ya no era aquel castañito bebé, siendo un jovencito de 14 años y enfocándose solamente en él, siendo cuidado por su padre y hermano. Aunque si pudiera admitir, cada noche la llegada de un chico en su sueño, una risa que estremecía su cuerpo de una manera extraña, unos apodos que lo soneojaban sin darse cuenta.