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— Aquí se vé— el médico señaló un punto en la pantalla, que mostraba imágenes del recientemente escaneado cerebro de Haechan. 
             
Un punto más brillante entre toda la masa gris que mostraba la computadora.       

— Según los archivos, estos son los estudios de hace casi un año— abrió otra pestaña, mostrando imágenes similares, pero aquel punto brillante era mucho más pequeño—. Ha crecido unos tres milímetros desde entonces.               

La señora Lee se frotó sus ojos, borrando lágrimas. 
         
Había permanecido en ese estado melancólico todo el día, al igual que Mark, sólo que el rubio se esforzaba por parecer estar mejor para no hacer sentir mal a Haechan.               

Era el tercer día en Busán, el tercer día de sentirse tan triste que se sentía enfermo, el día anterior habían estado llenos de análisis y estudios, que se habían apurado los resultados por orden del médico, y su preocupación por el dolor de cabeza de Haechan, que se había calmado un poco por los medicamentos.                 

Y mientras el pelinegro estaba agotado de consultorios y hospitales, Mark se sentía a morir de estrés.                  

— Pero, según todos esto— el hombre juntó los papeles de los otros estudios, acomodandolos en una pequeña pila—. El tumor sigue sin ser maligno— habló, sonriendo ligeramente.             

Mark suspiró de alivio.                

— Haechan es muy fuerte— dijo el médico—. Su cuerpo está actuando contra el tumor, es lo ideal, lo mantiene controlado, si no, hubiera crecido mucho más.                 

El hombre le extendió los papeles a la señora Lee, quién los tomó con manos temblorosas, una pequeña sonrisa marcaba sus labios.              

— Le recetaremos unos medicamentos para ayudarlo, evitaremos cualquier operación, no sería el primer caso de que el cuerpo puede contra un tumor y lo elimina, sin necesidad de intervención quirúrgica... Según los archivos, Haechan logró disminuir el tamaño del tumor cuando era más joven.              

Miró a la señora Lee, quien asintió.               

— Eso favorece a que lo pueda hacer de nuevo, su cuerpo sabe cómo actuar  — habló el médico, comenzó a cerrar las imágenes de la computadora—. Podría sentirse agotado por la pelea de su sistema inmunológico, pero es normal, está bien que descanse y...            

— Espere un momento— pidió la señora Lee, deteniendo al médico, miró a Mark—, ¿Puedes ir con HaeHae? — pidió, una forma sutil para que el chico no escuchara todo.                

El rubio asintió, salió de la sala, escuchando al médico que volvía a hablar, pero ya no entendía bien las palabras.              

Aunque ya tenía lo que necesitaba.

Mute - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora