Capitulo 2

30 3 3
                                    

Tengo una pregunta para el universo.

¿Por qué tiene que ser tan pequeño el mundo?

Ambos nos quedamos viendo fijamente y en silencio por unos segundos que fácilmente parecen ser unos muy largos minutos.

Esos ojos...

Basta Samantha, no son los mismos, ni siquiera conoces a este chico. 

—Bien...Creo que ya se conocieron— Carlos aparece en medio de los dos y me mira con una sonrisa. 

—Si, algo así— Desvío la mirada y veo al suelo.

Espera, ¿eso es un chicle pegado al suelo?

—Bueno, iré a buscar tu cosa esa hijo— Carlos golpeo el hombro del chico antes de irse a un cuarto. 

Ambos nos quedamos en el lobby en un silencio bastante incómodo.

Los nervios me ganan y mis pies se mueven automáticamente rumbo al ascensor. 

 —Ahm, lamento lo de la charola— Dice de la nada y mis pies se detienen. 

Miro hacia donde esta y veo que tiene una expresión tímida el cual me causa algo de ternura.

Yo le sonreí en forma cálida y gire mi cuerpo totalmente hacia su dirección. 

—No te preocupes, fue mi culpa— Le aseguro firmemente.

El sonríe dejando ver sus dientes.

Por Dios, es la sonrisa más encantadora que he visto.

El se acomoda sus lentes caídos y yo me quedo viéndolo sin decir nada.

—Entonces ¿hay algo que pueda hacer para compensar este accidente?— El se acerca a pasos lentos.

Mi corazón empieza a latir a un ritmo más acelerado y no me salen las palabras que realmente quiero decir.

—Yo...es que, debo de alimentar...a mí Hipogrifo— Digo rápido y entro rápidamente al ascensor.

Me siento aliviada cuando entonces analizo la situación.

¿Hipogrifo? ¿En serio Samantha?.

Me golpeó la cabeza con la puerta del ascensor frustrada.

Siempre hago esto siempre que me pongo nerviosa con algo, digo cosas sin sentido que al final terminan por ser raras.

Cuando llegó al piso y se abre el ascensor, salgo de ahí y llegó a mi puerta pasando por el pasillo.

Saco mis llaves del bolsillo de mi pantalón y las encajo en la cerradura para cuando la abro ser recibida por Eros emocionado.

Igual como en la mañana, se lanzó en mi pero esta vez lo atrapó cargando a esa grande bola de pelos dorada.

Pues al menos tiene casi el mismo tamaño que un Hipogrifo.

Después de darle de comer a Eros, me puse mi pijama de rayas blancas y azules para cenar algo ligero e irme a acostar en a mi cama junto con Eros.

Cuando me acuesto miro al techo y me pongo a pensar en el día.

Esos ojos miel a través de esos lentes, su sonrisa perfecta, sus vibras tan cálidas.

Cuando menos pienso, caigo en un sueño profundo teniendo como último pensamiento a ese chico desconocido de ojos miel.

                                                                         ♡

Mis ojos se abren de repente cuando escucho como se abre mi puerta bruscamente.

Eres mi ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora