Capítulo 28

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Bueno, escuchando la historia todo tiene algo de sentido.

Para no hacer el cuento largo, haré un resumen.

Después de que yo me fui de Silverdale, papá estuvo destrozado durante meses, no salía de casa, casi no comía, pero sorprendentemente dejó el alcohol totalmente después de eso.

Casi medio año después, papá estaba buscando comida en el supermercado ya que la tía Mary lo obligó a comer mejor, ese día encontró a la señorita Mercury en el mismo pasillo por dónde pasó. Después de ese día comenzaron a verse más seguido.

Y bueno, ya se imaginarán el resto.

Me senté en la silla del comedor —Ya que por alguna razón terminamos en la cocina— y realmente no sabía que pensar.

En medio del silencio, papá tomó mi mano que estaba en la mesa, acariciándola.

—Sam, Olivia no va a reemplazar a tu madre, quiero que sepas...

—Papá— sabía lo que iba a decir así que decidí interrumpirlo tomando su mano. —, se que no la va a reemplazar, estoy feliz de que hayas encontrado a alguien para salir adelante— le dediqué una sonrisa cálida y el hizo lo mismo antes de abrazarme nuevamente en el día.

En medio del abrazo, borré la sonrisa que había logrado consolar a papá.

Todo lo que dije fue cierto, pero...No podía dejar de sentir una sensación tan triste dentro de mi pecho.

—¿Y qué tal tú? ¿Mi conejita ya consiguió a alguien que si valiera la pena?— el cortó el abrazo para tomar mi mano y sonreírme.

Me mordí un labio tratando de reprimir una sonrisita al momento en el que Carson invadió mi mente, miré a papá y sentí mis mejillas calentarse ligeramente.

—Sí, lo conocí en una cafetería que está cerca de donde vivo en Seattle.

—¿Y cómo se conocieron?

Guardé silencio.

No creo que sería muy agradable decir que tú actual novio te golpeó con una bandeja de plata en la cabeza el día que se conocieron.

—Nos atendió en la cafetería y resultó ser sobrino de un conocido— respondí dando el resumen sin absolutamente nada de detalles.

Papá sonrió y subió su mano hasta acariciar mi mejilla.

—Esa mirada— su pulgar rozaba mi mejilla y su sonrisa se extendía cada vez más.

—Adivino, es la misma mirada que tenías cuando conociste a mamá— río al recordar lo que me dijo la tía Mary sobre mi sonrisa la vez que estábamos en la cafetería.

—Acertaste— el me guiñó un ojo provocando una risita mía.

                                                            ♡

—¿En serio tienes que irte? Puedes quedarte en tu antigua habitación— papá estaba rodeándo mi cuerpo con sus brazos mientras lo intentaba caminar hacia la puerta.

—Papá, ya es de noche y llegué aquí en la mañana, además deje mis maletas allá— río mientras intento escapar del agarre del que era sometida.

—Insisto, podrías quedarte aquí, podrías usar la ropa que dejaste aquí— el hombre pelinegro endereza su espalda causando que mis pies queden al aire debido a la diferencia de altura.

—Claro, de cuando tenía diecisiete años, la tía Mary está esperándome en casa, te veré mañana en la iglesia.

Eso pareció convencerlo ya que me bajó y me soltó antes de mirarme.

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