Después de ese beso, me sentí tan apenada que no quise mirarlo a los ojos, el realmente comprendió lo que estaba pasando así que solo ofreció llevarme a casa, pero no fue cortante ni frío, lo cual me hizo sentir culpable.
Lo único que podía pensar es que quizás lo arruine todo.
Pero...también pensaba en por qué hice eso, es decir, Carson es mi amigo, ¿Cierto?
Eso creía hasta que dijo esas palabras, me encantaron tanto que en cuento me dejó en el apartamento no pude dejar de pensarlo.
Cuando entré al apartamento, tanto Sara como Oliver me cuestionaron, y realmente no quería responder nada, así que solo me despedí con el típico buenas noches y me fui a dormir, y por dormir me refiero a estar toda la noche rodando en mi cama pensando en lo que hice y en lo que pasó.
Pero Carson no fue lo único en lo que pensé, a mí me te vino Chris, en todo lo que viví con el, es difícil salir adelante, aunque creía tenerlo todo bajo control, o eso pensaba ya que no tenía a nadie en mi vida que haya besado después de el.
Ahora me encontraba en mi cama recostada mientras veía el techo e intentaba establecer un lazo con el sueño, cosa que no pude, miro al lado de mi al reloj en mi mesita de noche, las tres de la mañana.
Suspiro resignada y salgo de mi habitación recorriendo un camino con destino a la cocina.
Busco entre los cajones hasta que por fin encuentro las pastillas de dormir que no había usado en mucho tiempo.
Siento una presencia entrando a la cocina así que me obligó a girar mi mirada para encontrarme con Sara.
—¿Sam?¿Qué haces aquí tan tarde?— pregunta la pelirroja somnolienta.
—No podía dormir— respondo suspirando y agitando entre mis manos la pequeña botella con pastillas.
—Eso me da a entender que pasó algo— menciona provocando que la mire con intriga. —, vamos Sam, te conozco, se que no puedes dormir cuando te pasa algo.
Resoplo llenando de agua un vaso lista para tomar las pastillas.
—No paso nada, en serio— pongo las pastillas en mi lengua y con el agua me ayudo para pasar por mi garganta el medicamento.
Sara me toma la mano y me mira con una sonrisa melancólica.
—Escucha Sam, sea lo que haya pasado, se resolverá, te lo prometo.
Creo que esto es algo que no se podrá resolver fácilmente.
Resignada me siento en un banco que estaba en la pequeña barra de la cocina al lado de donde Sara se sentó.
—Bese a Carson— suelto en cuanto me siento dejando a Sara con una expresión estupefacta.
Y así estoy por algunos segundos esperando su respuesta pero no llega.
—¿Sar...
—¡Lo besaste!— exclama en una voz más fuerte de la que debería lo que hace que la quiera callar. —Definitivamente Jean me debe esos diez dólares.
—¿Espera que?—pregunto sorprendida ante su declaración.
—Sabia que tú serías la que lo besaría primero pero Jean pensaba que Carson te besaría primero, supongo que soy buena para esto de las apuestas.
No digo nada ante su explicación, me siento ofendida, ¿Cómo es que lo vieron venir?.
Ella al ver mi expresión sería y a la vez melancólica, su semblante cambia por completo a una con las cejas fruncidas.
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Eres mi ángel
Dla nastolatków¿Qué pasaría si alguien te dijera que el amor de tu vida llegaría a golpearte con una bandeja de plata la cabeza? Es algo muy raro para las personas normales pero una realidad para Samantha Connor, una joven que paso por años en la oscuridad hasta q...