Cuando termine de darme mi ducha, decidí que este día lo tomaría para mí misma.
Salgo del baño con mi pijama que solo consistía en unos pantalones deportivos holgados y una camisa grande que le robe hace años a Jean y miro mi cama con deseo.
Me acuesto en el colchón más perfecto que mi vida y respiro tranquilamente mientras miro al techo.
Y tan pronto como me relajo, escucho unos toques al otro lado de la puerta.
Adiós a mi día para mí sola.
Fastidiada, me levanto de la cama con pesadez y abro la puerta para ver a un Oliver muy animado.
—¿Qué?— Pregunto secamente mientras lo miro con malhumor.
Oliver cambia su expresión alegre a una falsamente ofendida.
—¿Así es como tratas a alguien que te trajo de comer?— Alza su mano con una bolsa de plástico mientras pone su típico puchero.
Miro la bolsa y luego a el consecutivamente para tomarla con mis ojos entrecerrados.
Oliver agita su mano haciendo que se mueva la bolsa y yo lentamente estiro mi brazo para tomar el objeto cuando llega Sara a la habitación.
—Genial trajiste las cosas, no me tardo— Menciona la Pelirroja apresurada haciendo que se fuera más pronto del lugar que cuando llegó.
Miro a Oliver en busca de respuestas recibiendo de su parte una cara extraña junto con sus hombros alzados.
Tanto el rubio como yo salimos de la habitación y seguimos a Sara hasta la cocina en dónde se encuentra sacando todos los productos que están en la bolsa.
Después de sacar todo de la bolsa, Sara mira a Oliver cómo si verdaderamente lo quisiera matar.
—¿No trajiste las cosas?— Pregunta cerrando su puño haciendo que la bolsa que tiene se doble en la mesa.
—Olvide la lista y tuve que improvisar— Responde Oliver rápidamente alejándose poco a poco de la cocina.
Yo sin decir nada, sigilosamente me voy de la cocina sin que me noten.
Afortunadamente no lo hicieron, así que crucé el pasillo para entrar a mi habitación.
A lo no muy lejos se escuchó el timbre del departamento, miro hacia atrás en busca de una señal de que Oliver o Sara irían a abrir, pero estaban ocupados discutiendo aún por la lista.
Suspiro con pesadez y giro mis pies para cambiar el rumbo de mi camino e ir a la puerta.
Abro la puerta con un ligero enojo el cual se desvanece ya que mis ojos se cruzan con esos ojos color miel que realmente me gusta observar a través de ese cristal.
Carson estaba junto a Jean afuera del departamento con un par de bolsas llenas de cosas.
—¿Esa camisa es mía?— Pregunta Jean abriendo su boca indignado con las cejas juntas.
—Ya era hora de que te dieras cuenta Sherlock, ¿Qué hacen aquí?— Cuestiono moviendo mi cuerpo a un lado para que entren los dos chicos castaños.
—Trajimos unas cosas que pidió Sara— Carson contesta alzando su mano mientras entraban.
En cuanto el término la oración la pelirroja se hizo presente en el lugar.
—Genial gracias chicos— Sara tomo todas las bolsas y se fue de nuevo a la cocina en dónde Oliver ahora estaba por alguna razón tirado en el piso.
—Bieen...voy a fingir que Oliver no está muerto en la cocina y que Sara no planea hacer ningún estofado con el o algo por el estilo— Dice Jean para después sentarse en el sofá individual.
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Eres mi ángel
Teen Fiction¿Qué pasaría si alguien te dijera que el amor de tu vida llegaría a golpearte con una bandeja de plata la cabeza? Es algo muy raro para las personas normales pero una realidad para Samantha Connor, una joven que paso por años en la oscuridad hasta q...