Capítulo 3

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Hace unas horas que Oliver despertó nos fuimos tal y como estábamos, por que al parecer íbamos a ir a un lugar donde no había necesidad de ir muy formal, así que todos fuimos muy casuales.

Los cuatro bajamos y salimos del departamento para ir al ascensor en dónde Oliver y Sara se pondrían a susurrar cosas entre ellos.

Jean y yo nos pusimos en frente de ellos tratando de no verlos.

Me pongo a pensar en el inicio del día y recuerdo lo que dijo Jean cuando me despertó, que había conocido a alguien.

Con mi hombro empujen su brazo para llamar su atención lo cual resultó exitoso.

—No me dijiste a quien conociste en la mañana.

Jean me miró en silencio y soltó un chasquido con su lengua.

—Ah eso, no era nadie importante, cosa de una noche— Murmura no muy convencido.

—Claro, y por eso me despertaste a las seis de la mañana.

—Soy madrugador, querida, no es mi culpa que seas una perezosa— Contesta poniendo una mano en su pecho.

Decido no hablar más del tema concluyendo con una risa, posiblemente ya no quiera hablar de eso o algo por el estilo.

Cuando el ascensor marca que ya llegamos al piso principal, los cuatro salimos del la pequeña cabina y nos encontramos a Carlos igual que siempre.

Pero sorprendentemente, alguien más estaba con el.

Carson tenía su cabeza apoyada en el mostrador como si estuviera dormido.

Ahora me preguntó por qué se aparece seguido desde anoche, si nunca lo habíamos visto por aquí.

—Buenos días jóvenes— Saluda Carlos de manera cordial como siempre a lo que Carson levanta la cabeza curioso.

—Buenos días Carlos, ¿Cómo está Marian?— Pregunto cómo todos los días por su esposa.

El sonríe lo que me deja claro que está más que bien.

Le devuelvo la sonrisa y automáticamente mi mirada se dirige a Carson que está con la cabeza de nuevo en el mostrador, pero esta vez con la mirada clavada en mí.

Por segunda vez en el día recibo ese escalofrío en mi espalda, cosa que decido ignorar. 

—Eeh, bien tío, iré a ver si hay inspiración— Carson Palmea la espalda de Carlos en forma de despedida y toma su mochila para irse del edificio. 

Carlos voltea los ojos y nos mira de nuevo con una sonrisa. 

—Bien Sam, ya nos vamos— Menciona Sara. 

Después de despedirnos de Carlos, salimos del lugar y caminamos hacia el auto de Oliver.

El y Sara sube en los asientos delanteros y Jean y yo subimos a los asientos traseros. 

Unos minutos después conformados Jean y yo intentando saber a donde vamos, nos rendimos ya que no se ven con intención de decirnos. 

Luego de cinco minutos llegamos a donde parece ser un parque común y corriente, con excepción de algunos niños en el área de juegos. 

—Un...parque— Menciona Jean demostrando su indiferencia total. 

—Exactamente, un parque— Responde Sara bajando del auto junto con Oliver caminando hacia el maletero. 

Luego de sacar unas cosas del mismo maletero vuelven a nuestro campo de visión con dos canastas y una manta grande. 

—Fingiremos tener una buena amistad teniendo un picnic falsamente armónico— Menciona Oliver cargando las canastas y caminando hacia el centro del parque. 

Eres mi ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora