One-shots inspirados en las temáticas del Inktober 2021.
Porque la inspiración llega de cualquier fuente, y aveces una sola palabra puede ser el inicio de cientos de historias.
* Los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor, Har...
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Bokuto Koutarou y Akaashi Keiji son la pareja estelar en cada evento que tiene el Red Night, uno de los clubes nocturnos más famosos de Tokio. Cada vez que hacen aparición el lugar se llena en toda su capacidad, y no podría esperarse menos, después de todo ese dúo resalta en belleza y talento.
Bokuto, el mayor de ambos, tiene los ojos de un dorado brillante, capaz de derretirte con una mirada. Desprende un aura electrizante, vivaz y caliente. El atrae a chicos y chicas con su extrovertida personalidad. Es el sol. La voz principal del dueto.
Akaashi es su inseparable compañero. El chico reservado, misterioso y condenadamente sexy. Sus finos modales, sumado al aura tranquila que nunca lo abandona se roba los suspiros de cualquiera. El Iguala la belleza de la luna. Y es el pianista por excelencia.
Cuando se paran en los escenarios son conocidos como Golden Moon. El dúo perfecto entre el sol y la luna. Un dúo que eclipsa todo lo que se encuentra a su alrededor. Tal como lo hacen en ese momento.
La suave melodía del piano inunda el club, mientras una voz baja y seductora entona la balada, acompañada en las notas más altas por su compañero. Creando una sinfonía perfecta. Digna de las miradas embelesadas y emocionadas de su público, quienes esperan con tranquilidad mal disimulada el espectáculo estrella de la noche.
Y la pareja no los hace esperar tanto.
Dicho momento llega cuando Bokuto quita el micrófono de la base, se pasea por la plataforma ligeramente elevada que hace de escenario y a paso lento rodea a Keiji. Para ese punto sus ojos no se despegan el uno del otro. El azabache ni siquiera necesita mirar la partitura, se sabe la melodía de memoria. Sus delgados dedos conocen las teclas casi tan bien como conocen el cuerpo de Koutarou.
La atracción mutua que despiden es evidente. Ambos se han encargado de que así sea, lo hacen con ese propósito, tentando lo suficiente, pero sin llegar a nada. Para todos es entretenimiento, para ellos es un juego, uno de seducción en el que gana quien sede primero.
Y ambos son jugadores expertos.
Unos que han elegido precisamente esa canción porque la última parte no requiere del piano. Eso le deja libres las manos al menor, a excepción del micrófono que debe llevar, lo cual, no le supone un impedimento para levantarse con movimientos elegantes hasta terminar frente a Bokuto, quien ya lo espera sin borrar su sonrisa.
Se acercan, se alejan, se sonríen y se dejan, todo en segundos, todo bajo las expectantes miradas. Al parecer ninguno está dispuesto a ceder esa noche, por desgracia la canción se acerca rápidamente a su fin y tiene que tener un broche de oro, un cierre digno. El peligris decide jugarse su última carta de la noche. Justo cuando Akaashi está por alejarse de su lado él lo toma de la cintura, lo pega a su cuerpo y entona la letra con la voz una octava más baja, tan cerca de su rostro como el micrófono lo permite. Bokuto lo siente temblar cuando hace más firme su agarre. Sabe que Akaashi se está resistiendo.
