STAR 1117 - SeongHwa

18 - Momentos felices

- Apuesto que ese señor se va a tropezar también con ese hoyo.

- Jung deja de apostar quién caerá en ese hoyo y ven a comer. - Mamá regañó a Sun Jung, que se encontraba con la nariz pegada al cristal de la ventana, observando al exterior del hospital.

- ¡Ja¡ ¡Mira, Sun! ¡Casi se cae de nalgas! - Rió emocionada, aún con la nariz pegada a la ventana.

- ¡Quiero ver! - Grité emocionada, acercándome a la ventana al lado de ella. - Es la cuarta persona que cae en ese hoyo.

Fuera del hospital, por la zona del estacionamiento, que desde donde nos encontrábamos se podía ver que había un pequeño hoyo donde cualquier persona caía en él, provocando que se tambalearan o se tropezaran de una forma divertida. Cómo me había pasó a mí esa mañana desde que llegué con mamá.

Sentí una mano golpear mi trasero con fuerza una y otra vez, provocando que girara esa vez hacia la habitación aullando de dolor junto con Sun Jung.

- ¡Dejen de mirar a las víctimas del hoyo! - Mamá nos regañó a ambas.

- ¡Duele, mamá! - Jung chilló, sobándose su trasero. - Te recuerdo que estoy lastimada.

- ¿Lastimada? - Mamá rió sarcástica. - Yo no te veo tan lastimada si andas por ahí burlándote de los demás.

- Relájate, mamá. - Dije divertida, defendiendo a mi hermana. - No hay mucho que hacer aquí, ni siquiera la televisión sirve en las habitaciones del hospital. De alguna forma se tiene que distraer Sun Jung si va a pasar otro día aquí.

Mi madre suspiró, dándose por vencida con ambas.

- Comamos antes de que se enfríe. - Se encaminó a la bolsa que había traído con ella antes desde la casa, dónde sacaba contendores dónde había guardado comida para comer junto a Sun Jung.

- Huele rico, mamá. - Sun Jung dijo acercándose a ella, mientras se tocaba su barriga con el brazo disponible. - Suerte que solo puedo usar un brazo, que si pudiera usar las dos, devoraría su comida también, chicas.

Sun Jung bromeó, mientras mamá le extiendía unos cubiertos.

- Sun Hee, alcánzame los pañuelos de ahí. - Mamá señaló unos pañuelos encima del mueble de noche junto a la cama. - Olvidé traer servilletas de la casa.

Los tomé y me uní a ellas, sentándome en una de las sillas disponibles que rodeaban una pequeña mesa.

Ya habían pasado dos días desde el accidente.

Las cosas no habían pasado a mayores. Entre Sun Jung y yo, la que más había sufrido daños, había sido Jung, ya que el choque había sido de su lado, ella fue la que salió lastimada. Yo, por el otro lado, solo salí con moretones y torcedura de cuello por el movimiento brusco que ocasionó el choque.

El choque fue debido a que fue un choque en cadena. Un camión resbaló sus llantas al pasar por sobre hielo, que siendo invierno es muy común ver partes de las calles congeladas; por ende, chocó a un auto y ese auto vino sobre nosotras.

Más sin embargo, todo había salido bien estos últimos días con Sun Jung y mañana saldría del hospital. Los doctores no detectaron una anomalía que pudiera evitar a Sun Jung regresar a casa, por ende, nos especificaron que un día más en observación y podría irse.

Me asusté mucho cuando ví a Sun Jung llorar del dolor en el suelo, fuera del auto. Pero también aliviada de que ambas estuviéramos aún juntas. Las mismas personas que me habían ayudado a salir del carro de Sun Jung, habían llamado a una ambulancia para pedir ayuda. Todo había pasado tan rápido que en unos minutos toda mi familia y yo nos encontrábamos en la sala de espera del hospital preocupados por Sun Jung, hasta cuándo el doctor salió y nos dijo que ella se encontraba bien, más que, sin embargo con un hueso roto de su brazo izquierdo.