CAP. 18

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Aixa

Me despierta el sonido de mi tono de llamada, lo alcanzo en la mesita al lado de mi cama aún con los ojos cerrados y contesto sin mirar quien es.

— ¡Buenos días tesoro!— Grita Adrien haciéndome gruñir y finalmente abro los ojos, sin poder evitar que una sonrisa enorme tome mis labios. Llevamos dos semanas sin vernos y cada día me despierta para ir a la universidad— despega el culo de la cama Aixa—. Habla con esa voz ronca pero tierna a la que me he acostumbrado estos últimos dos meses que llevamos juntos.

— ¿Como estás?, yo bien con sueño, gracias por preguntar— bromeo, haciéndonos soltar una carcajada a los dos.

— Yo estoy bien ahora que escucho tu voz adormilada, aunque me gustaría estar ahí y ver tu sonrisa al despertar y tus ojos achinados— dice, logrando que mi sonrisa sea más amplia.

— Sólo faltan unos días para vernos, no seas exagerado— le respondo, aunque muero por decirle las ganas que tengo de estar en sus brazos.

— Lo se, y no exagero. Cambiando de tema, debo colgar se me hace tarde al igual que a ti. Te quiero hermosa.

— Hablamos luego—. Corto la llamada sin ser capaz de decir esa palabra nuevamente.

Lo quiero de una manera inexplicable, pero algo dentro de mi no permite demostrárselo. Se muy en el fondo que tiene que ver con mi pasado.

Salgo de la cama arreglándome, desayunando y caminando rápidamente hacia la parada del autobús que me deja frente a la enorme universidad.

Corro entre los pasillos que me guian hacia el salón que me corresponde. Al entrar choco con la espalda de alguien. Se gira hacia mi y me sonríe...

— Oh hola Erick, lo siento, estaba apurada—. Intento seguir mi camino pero me toma de la mano deteniéndome.

— No importa, el profesor está retrasado, ¿como estás?

— Bien, un poco agitada de tanto correr— una sonrisa se forma en sus labios, y no puedo evitar pensar que es atractivo.

Tiene el pelo castaño claro, al igual que sus ojos, una ligera barba formándose, labios finos, facciones duras y bajo su chaqueta se nota que tiene un cuerpo bastante trabajado.

— Se te nota— sonríe enseñando sus perfectos blancos dientes— Te quería preguntar si querías salir esta noche, antes de que digas nada, puede venir Leya y tu novio, van haber muchos chicos de la clase.

— Hablaré con mi amiga, prestame tu teléfono para anotar mi número y mándame un mensaje con la ubicación del lugar— saca su teléfono desbloqueandolo y me lo pasa, anoto mi número lo devuelvo y paso por su lado dirigiéndome a mi puesto.

— No vemos esta noche Aixa— dice sin despegar sus ojos de mi.

Encuentro a mi amiga mirándome y con su típica sonrisa pícara.

— He visto eso, cuéntame que hablaban— y ahí está mi curiosa amiga.

— Sólo me invitó a salir— iba a decir algo pero no la dejé— a todos Leya, no empieces.

— Es que estas ciega o te haces.

— No se de que hablas— digo aún sin entender que quiere decir.

— Comprobado, estas ciega. Aixa, el no ha sacado su vista de ti—. Y para comprobarlo mis ojos lo buscan, y Leya tiene razón, aún está mirándome.

En ese momento mi teléfono vibra con la llegada de un mensaje.

<Esta es la dirección, y te ves hermosa con esa ropa>. Levanto la vista y está con una sonrisa, la cual no devuelvo.

<Ahí estaré>. Respondo sin darle importancia.

Sigo hablando con mi amiga y decidimos que valla directo a mi casa y se ponga algo mío. Seguimos hablando en lo que salimos de la universidad.

— Sólo te sigo que tengas cuidado, tienes novio—. Me dice por décima vez.

— Sólo es un compañero de clases invitándonos a todos, relájate.

— Esta bien, pero no le des esperanzas a pobre hombre—. Pongo los ojos en blanco, centrando mi vista al frente.

— No lo haré, nunca lo he hecho, ahora men...

Mis ojos se clavan en esos ojos grises que son mi perdición desde que los miré por primera vez. No puedo creer que esté aquí faltaban algunos días. Me sonríe amplia y encantadoramente logrando que los latidos de mi corazón se aceleren, que mis dedos piquen con la urgencia de tocarlo y mis labios necesiten contacto con sus suaves y tibios labios.

Empecé a caminar rápidamente casi corriendo, mientras el abría sus brazos y yo llegaba a él. Me envolvió en sus brazos, nuestros labios se unieron. En ese momento miles de sensaciones cruzaron por todo mi cuerpo. Y supe que quería una vida junto a él, solo con él.

— Te extrañé, llegaste antes, eres un imbecil, me lo hubieras dicho.

— No hubiera sido una sorpresa—. Sus ojos brillaron, y se vieron aún más grises bajo la luz del sol— Vamos a mi casa.

No pude evitar que mis ojos se abrieran con asombro, nunca me había invitado a su casa.

— Aixa ve, yo me encargo de decirle a Erick que no vas a la fiesta— mi amiga llegó a nosotros, saludó a Adrien y le dedicó una sonrisa.

— ¿Qué fiesta?, y ¿quién es Erick?— replicó con voz molesta el hombre al que estaba abrazada.

— Es un compañero de clases y una fiesta cualquiera a la que van todos— respondí separándome de él—. Pero vamos a tu casa, no tenía tantas ganas de ir a esa fiesta.

— Adiós Leya—. Nos despedimos los dos a la vez, montadonos en su auto.

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Ya había demorado mucho en subir... Mañana les traigo otro capítulo.

Las quiero tesoros🖤

Enamorada de un sexy mafioso +18🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora