2.4 Aburrir

360 102 13
                                    

Su cabeza cayó sobre el hombro de Seungcheol, abrazó su brazo y colocó las piernas casi sobre las del violinista. Lo aprisionó, y lo sabía, pero poco lo importaba lo que su madre o Jihoon pudieran pensar al respecto, tampoco le importó lo que Seungcheol pensaba. El enorme jardín lleno de colores pasteles gracias a las flores y de un color verde natural le daba una vista preciosa, y el sol que aclaraba no era más que una iluminación perfecta. No hacía fría, ni calor, era el tiempo perfecto.

Cerró los ojos dejando que el viento meciera el largo columpio y respiró profundo el aroma de Cheol, despues de tanto tiempo y él tenía la misma fragancia, una que vio madurar a lo largo del tiempo, y la que amó desde hacía años. Se preguntó con cuantas fragancias se había manchado a lo largo del tiempo. Cuantas mezcló. Y se preguntó si Seungcheol quería saber la inexistente fragancia de Jihoon.

—¡Jihoonnie!— La voz de Seungcheol se alzó y casi empujó a Jeonghan saltando del asiento, no fue necesario preguntar, Jeonghan tan solo se quedó allí, observando como Seungcheol caminaba con largos pasos hasta Jihoon, quien parecía interesado por las rosas. —Pensé que podríamos hablar y conocernos.

—¿Hablar de tu carrera como rapero?— Jihoon habló con la voz planas. Jeonghan bajó del columpio y se acercó. Atrapó el brazo de Seungcheol y este lo retiró de inmediato. Bien, se mantuvo quieto.

—O podríamos hablar de tu educación como primogénito de los Lee. Tengo entendido que no es nada fácil.

—Prefiero hablar de tu carrera como rapero.

—Yo también.— Dijo Jeonghan inclinándose hacia Seungcheol. No recibió respuesta.

Seungcheol se acercó al arbusto de rosas y tomó una sin interés, sus dedos posándose sobre ella y tocándola con tal cuidado que el pétalo no se desprendió, se quedó allí, entre sus dedos, y aquel extraño anillo de su meñique brilló bajo el sol. Le gustaba Seungcheol, porque su fuerza sería suficiente como para aplastar aquella delicada flor, pero no lo haría, ni siquiera se atrevería a arrancarla de su lugar.

—No fue tan interesante como pensé.— Habló Cheol. —No es para mí. Aunque fue divertido la remuneración era casi un chiste, y pronto se tornó aburrido y repetitivo, cotidiano. Simplemente no era para mí. El reconocimiento no me ocasiona nada si se torna aburrido. Me fui cuando ya no me quedaba más interés.

—El violín no suena más interesante.— Jihoon miró de arriba abajo, como si fuera un chiste. —¿siempre te vas cuando te aburres?

—Me voy cuando no puedo tomar más.

—Entonces no te quedas para aportar algo interesante.— Jihoon alzó el rostro dando un suspiro. —Simplemente te vas de lo que te aburre, porque no puedes aportar nada nuevo, en ese caso te aburrirás de todo, y serás nada.

Jeonghan exhaló una risa ¿Qué quería decir? Miró con interés y Jihoon tan solo se dio la vuelta y regresó a la casa, ignorando la mirada confundida de Cheol, y la divertida de Jeonghan. ¿desde cuándo había tomado tanto valor? Casi como si fuera otra persona, alguien nada comparado a ese chico que temblaba.

—No le agradas.— Se burló.

Seungcheol apenas le dedicó una mirada y se fue.

Pétalo [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora