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Sus manos estaba completamente libres de vendas, sus dedos y sus uñas sanas mostrándose por fin, y al parecer esto llamaba la atención de Jihoon. Jeonghan había intentado actuar con normalidad, pero los afilados ojos de su primo no lo perdían de vista, como si Jeonghan fuera lo único en el mundo que pudiera mirar. Y ahora no sabía que hacer con esa mirada, no sabía que hacer con la sensación de ternura naciendo en su pecho. Como si Jihoon se hubiera preocupado por él y ahora estuviera feliz. Y lo detestaba un poco.

Pero cuando Seungcheol lo notó...

—Tus manos se ven lindas.— Le dijo Cheol tomándolo de la mano, acariciando sus dedos. El corazón de Jeonghan latía con fuerza y sus mejillas sonrosadas no dejaban de doler por su sonrisa. —Siempre crecen rápido...

Jeonghan sonrió sin saber que decir. Sí, siempre crecían rápido, su piel y su cuerpo se habían acostumbrado a su madre, a sus equivocaciones, y como no podía ser como Seungcheol o Jihoon tuvo que ser de esta forma. No era lo mejor, era una clara muestra de que nunca llegaría a ser como ellos, pero aun así le gustaba la forma en la que Seungcheol lo miraba y lo tocaba. Le gustaba como se preocupaba por él.

Un escalofrió el corrió por la espalda y tuvo que girar a ver. Jihoon estaba allí, de nuevo mirándolo con esa insistencia. Le sonrió levantando una mano y haciéndole una señal para que se acercara. Jihoon se acercó.

Le extendió una mano como si le mostrara sus dedos, los dedos que veía por primera vez sanos desde que llegó, los que Jeonghan estuvo ocultando. Su primo lo tomó con los suyos mientras temblaba, mientras que Seungcheol había perdido interés en él y se había alejado antes de que pudiera ver a Jihoon acercarse. Quizás si lo hubiera visto se habría quedado, pero no, en ese momento solo fueron Jeonghan y su primo.

—Ahora eres amable con Seungcheol.— Habló deslizando su mano fuera. Se burló. —¿fue solo porque yo te lo pedí?

—Si dijera que si me estaría condenando.

Jeonghan volvió a sonreír. Jihoon podía ser transparente, o podía ser indescifrable, Jeonghan a veces no sabía que pensar de él, de su atención y su mirada, porque el perfecto Jihoon no dejaba escapar nada frente a sus ojos. Sin embargo temblaba bajo los ojos de Jeonghan, temblaba y se escondía.

—¿Serías capaz de hacer todo lo que te pida?

Jihoon se mantuvo callado, hasta que el silencio se volvió insoportable.

Entonces respondió.

—No.

Jeonghan no estaba decepcionado de ello.


Pétalo [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora