El ruido incesante de su refrigerador dentro de su pequeño apartamento se multiplicaba cada día, cada día la gotera de su baño se hacía más insistente y la humedad dejaba a algunos bichos rasgar las paredes. Todos esos sonidos desesperantes en medio de la noche hacían que Seungcheol quisiera largarse, quisiera irse de allí y regresar a la gran y acogedora casa de la aterradora mujer que lo acogió antes. Sin embargo, cuando llegaba de la ciudad, cuando se apartaba del ruido de la gente, de los coches, de las tiendas, de los gritos, cuando llegaba a su departamento, de pronto apreciaba esos ruidos. Apreciaba el poco silencio aunque no fuera absoluto. Y se sentía bien, y llegaba a amar regresar a ese departamento.
Así eran las cosas. Por lo que, cuando notó que el tipo de persona que era el lindo Lee Jihoon se dio cuenta de que nunca le agradaría, nunca encajarían bien sin importar cuanto Seungcheol lo intentase, Jihoon nunca lo aceptaría porque el primer encuentro era clave. Y era una verdadera lástima, porque Seungcheol pocas veces encontraba a alguien tan lindo e interesante como Lee Jihoon.
Entonces, si era tan estresante para Lee Jihoon, como ese departamento pequeño y horrible era para Seungcheol, tendría que cambiar de estrategia. Tenía que convertirse en la agentada ciudad y ser insufrible. Subir el volumen para despues bajarlo de golpe.
—¡Hey!— Se atravesó en el camino de Jihoon y este se detuvo de golpe, sus pequeños ojos abriéndose de par a par como si se hubiera sorprendido. Soltó una carcajada y extendió su brazo sobre los hombros del chico, comenzando a caminar. —¿quieres acompañarme a una práctica?
—No.— Jihoon se escabulló de entre sus brazos. —Estoy ocupado, con permiso.
El chico se dio la vuelta y comenzó a huir, Seungcheol lo siguió, volviendo a poner de nuevo su brazo sobre sus hombros, siendo molesto, pegajoso, casi como Yoon Jeonghan.
—Te acompaño entonces.
Los pasillos de la casa eran estrechos en la parte superior, por lo que la poca luz que entraba de las ventanas pudo enmarcar el rostro de Jihoon, sus pequeños ojos apenas brillando con la luz mientras mantenía su mirada enfrente. Tenía que pasar esa barrera indiferente para poder acercarse más, no importaba como fuera.
Una de las puertas se abrió a un par de metros de ellos, y Jeonghan estaba allí, sus ojos clavados en las hojas arrugadas y rayoneadas de Jihoon. Quizás no los notó, porque sus ojos no fueron a ellos de inmediato, se quedaron en las hojas mientras una de sus delgadas manos recogía un mechón de cabello. Las vendas de sus dedos habían desaparecido, y Seungcheol sonrió por ello.
Se alegraba por Jeonghan, pero no podía evitar sentir un poco de envidia. Su dedo pulgar intentó doblarse.
—Jeonghan.— Jihoon habló apartándose de Seungcheol, dio largos pasos hasta Jeonghan y este lo miró por fin. —Arreglé algunas cosas.
Jihoon se inclinó cerca y Jeonghan suspiró.
Era interesante verlos juntos, ambos primos no se parecían en nada, Jeonghan era una copia de su madre, y Jihoon... Jihoon le recordaba a...
—Seungcheol.— Jeonghan lo tomó de la mano mostrándole una sonrisa, como siempre. —¿quieres acompañarme?
Sonrió casi de lado mirando a Jihoon.
—¿vas a acompañarnos, Jihoonnie?
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Pétalo [Seventeen]
FanfictionLa madre de Jeonghan ha buscado la perfección toda su vida, sin embargo su hijo nunca ha logrado alcanzarla, ella es una maestra cruel y decidida que hará todo lo posible para conseguirlo. Pero, cuando encuentra a Jihoon, el hijo mayor de su hermana...