"Por fin"

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En la cita de Charlie y Zari

Zari... Zari... Zari... - Charlie llevaba por lo menos quince minutos tratando de que Zari se bajara del auto, pero no conseguía moverla de donde se había quedado. Apenas llegaron al estacionamiento del restaurante la bailarina se bajó entusiasmada pero cuando vio que Zari no la seguía, fue hasta la puerta del conductor y la abrió con suavidad. Zari estaba quieta, mirando fijamente hacia adelante y sus nudillos estaban blancos de la fuerza con que agarraba el manubrio del coche – Zari... me encanta el lugar que elegiste, es mi preferido, vamos – la animó

Zari agitó la cabeza en negativa – No puedo Charlie, no puedo hacerlo. Lo voy a arruinar y no vas a querer ser ni siquiera mi amiga – le dijo

Si puedes Zari... vamos – intentó agarrarle la mano pero Zari la rechazó

No puedo – volvió a agitar su cabeza – Lo siento, no puedo hacerlo. Prefiero que volvamos a casa y que estés enojada conmigo un par de días pero que después me puedas hablar. Si hacemos esto seguro lo arruino todo y después no me vas a querer ver más y yo no voy a poder soportar eso Charlie. Por favor no me obligues a hacerlo, no puedo perderte – dijo todo sin mirarla.

Charlie se quedó por unos minutos mirando fijamente a Zari. Luego suspiró y cerró la puerta del conductor para darle vuelta al auto y así poder volver a su asiento.

Zari miraba a la chica caminar resignada. Supuso que Charlie se había cansado de tratar con ella y llevó una de sus manos al contacto para arrancar el motor del auto justo cuando su acompañante ocupaba el lugar de su derecha.

¿Puedes apagar el motor por favor? – pidió suavemente la bailarina

Pero Charlie... yo... pensé que... pensé que nos íbamos a ir y...

Apaga el motor Zari – ordenó esta vez de tal forma que a Zari no le quedó otra que hacerle caso – Y dame las llaves - agregó

Zari giró lo ojos e hizo caso. Resignada apoyó su cabeza en el volante luego de soltar un suspiro – Charlie yo...

Se que tienes miedo Zari – afirmó Charlie interrumpiendo lo que seguramente iba a ser una excusa más del miedo de la latina

No tengo mied...

Si lo tienes – no dejó lugar a duda – Y tienes que dejar de mentirme, siempre se cuándo lo haces, te conozco demasiado y no me gusta que lo hagas, me hace sentir tonta – era cierto, nadie la conocía mejor que Charlie, ni siquiera Sara llegaba a tal punto.

Perdona, nunca quise que te sintieras así – se disculpó sinceramente

Charlie acarició el cabelló de Zari – Lo se. Pero no tienes que avergonzarte de tener miedo, yo... yo también lo tengo – confesó agachado su cabeza y escondiendo la mano de vuelta

Zari levantó su rostro de inmediato y la miró sorprendida - ¿Tú Tienes miedo? Pero Charlie tú nunca tienes miedo – era sabido ya, entre el grupo de amigos, que Charlie era la más valiente de todos. Nunca le temía a enfrentarse a nada ni nadie.

Zari... - Charlie suspiró y la volvió a enfrentar – Voy a contarte algo y quiero que no te atemorices más por lo que voy a decirte. Al contrario, quiero que lo vea como si yo te estuviera contando algo que solo lo sabe una persona – Zari iba a preguntar de quien se trataba pero era obvio que Charlie hablaba de Sara. De todas formas asintió dándole paso a lo que venía.

Charlie tomó aire – Yo siempre he estado enamorada de ti Zari – Una declaración de amor no era usual para empezar una primera cita, pero nada en la bailarina lo era, asique para ella estaba bien. Charlie levantó la mano cuando vio que la boca de Zari se iba a abrir para decir algo – Déjame hablar por favor – le pidió – Yo siempre he estado esperándote, desde que teníamos quince años y tu me diste nuestro primer beso aquella vez en tu habitación ¿Recuerdas? – Zari asintió con una sonrisa triste – Desde que hicimos por primera vez el amor, desde que nos mudamos aquí, desde que enfrentaste a Jhon en el estudio de tatuajes. Siempre he estado esperando – reafirmó - Siempre esperaba este momento. El momento donde me dijeras "Charlie ¿quieres salir conmigo?" pero nunca pasaba – Zari agachó la cabeza avergonzada – Siempre que te veía salir noche tras noche con distintas chicas o inclusive chicos era como si el espíritu de mi saliera de mi cuerpo y se fuera conmigo, porque yo me quedaba echa un fantasma prácticamente – contó – Sara me decía que no te esperara más, que yo valía demasiado, que solo me estabas usando entre otras cosas, pero yo te seguía esperando – afirmó – Te esperaba porque nada es lo mismo sino lo comparto contigo Zari – le dijo sonriente – Porque a lo mejor el corazón me dolía toda la noche cuando te ibas por ahí, pero cuando tu volvías a mis brazos, o cuando al otro día amanecía y me llevabas el desayuno a la cama, mi corazón volvía a latir más fuerte que nunca y eso lo compensaba todo – Charlie volvió a alzar la mano para depositarla en la mejilla de Zari.

No Soy Para Ti (Adaptación AvaLance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora