3. Plegarias

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Entramos al chateau, que estaba completamente solo y vacío. Sin embargo, ya no dolía estar allí, ya que sabíamos que John B y Sarah estaban vivos. JJ entró primero, aún molesto, y lo seguí después de él.

—Debí haberlo matado —dijo con rabia, y lo miré. Él me miró algo sorprendido, como si esperara que yo respondiera que sí, que debió hacerlo.

—¿Qué quieres que diga? Acabo de enterarme de que Rafe casi me mata hoy —le respondí de mala gana, y él frunció el ceño, claramente enfadado.

—Sí, porque aún lo amas, ¿no es cierto?

—JJ, ¿qué...?

—¿Sabes? Algo ha cambiado en ti... hacia mí —dijo, y lo miré confundida. Sus ojos se cristalizaron—. Eres distante... fría. Y no sé qué es lo que hice... pero... te dejaré sola de ahora en adelante, si es lo que quieres —afirmó, mirándome mientras contenía las lágrimas. No entendía, él era quien me alejaba constantemente—. ¿Es eso lo que quieres? —preguntó, y sentí que deseaba que dijera que no.

—JJ...

—¿Sabes por qué te dejaría sola? Porque me preocupo por tus sentimientos más que por los míos —dijo, acercándose a mí. Cerró los ojos mientras trataba de contenerse, y podía ver que quería callarse, pero no lo hacía—. Te amo, Sophia —confesó, asustado por mi reacción. Yo no podía moverme, mis ojos estaban llenos de lágrimas. Intenté disuadirlo con la mirada—. Ahí está, lo dije. Nunca dejaría que nadie ni nada te lastimara... nunca me sentí así por nadie, Soph...

—Pero, sin embargo, eres tú quien me lastima, JJ... —le dije, mientras una lágrima corría por mi mejilla.

—Soph, lo siento...

—Luego de lo que pasó, lo único que necesitaba era un amigo, y tú no estuviste ahí. Ni cuando Rafe mató a alguien frente a mí, ni cuando creímos que John B y Sarah habían muerto, no estuviste. Ninguno de ustedes lo estuvo.

Él se mantuvo en silencio, mirándome, y supe que se había equivocado. Lo miré y, asustada por lo que pudiera llegar a decirle, decidí marcharme.

Al salir del chateau, el aire fresco me golpeó en la cara, pero no lograba despejar mi mente. Las palabras de JJ resonaban en mi cabeza como un eco incesante. Sabía que había algo entre nosotros, una conexión que no podía ignorar, pero también había heridas que aún no habían sanado.

Caminé sin rumbo, las sombras de mis pensamientos se alzaban sobre mí. La imagen de Rafe, la intensidad de su mirada, su necesidad de tenerme cerca, se entrelazaba con los recuerdos de JJ, su dolor y su amor. ¿Por qué tenía que ser tan complicado?

De repente, el sonido de un motor me sacó de mi ensimismamiento. Era JJ, que había dado la vuelta para buscarme. Se detuvo junto a mí, su expresión una mezcla de preocupación y frustración.

—Soph, por favor, no te vayas así —dijo, la voz temblorosa, como si se estuviera conteniendo—. Necesitamos hablar.

Me detuve y lo miré, sintiendo cómo mis emociones se agolpaban en mi pecho.

—¿De qué quieres hablar? —pregunté, tratando de mantener la calma.

—De nosotros. De lo que está pasando. Sé que he estado distante, pero... no quiero perderte. —Su voz se quebró, y pude ver cómo luchaba contra sus propias lágrimas.

—¿Cómo puedes decir eso después de lo que pasó hoy? —le respondí, incapaz de contener mi frustración—. Rafe casi me mata, y tú solo piensas en lo que sientes.

—No es así, Soph. Me importas más que cualquier cosa. No puedo permitir que Rafe te lastime de nuevo. —Su mirada era intensa, y podía ver la verdad detrás de su rabia.

golden girl | rafe cameron & jj maybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora