Fury tiene bajo su ala a una chica bastante peculiar, en el pasado, una niña de cinco años llegó a la base sin poder hablar, traía una carta consigo, diciendo que era parte de una maldición. Parece ser que el arte del combate va en sus venas aunque...
"Este capítulo tiene contenido sexual, leer bajo aviso."
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—¿Qué? —preguntó sin aliento.
—Nat..., no he parado de buscarte desde que saliste de casa, estaba tan preocupado por ti. Antes no lo veía porque pensaba que era una carga muy grande pero creo —dejó salir una risa—, yo creo que tú si eres mi alma gemela —Natalie se sonrojó pero no fue capaz de apartar sus ojos de los del hombre frente a ella—. Desde el momento que te vi, en la sala del ala, viendo la magia de Wanda..., me sentí de vuelta a cuando tenía quince años y me gustaba aquella chica de la secundaria. Tu me haces sentir como un pequeño niño enamorado, te veo y siento que se me saldrá el corazón, y me preocupé tanto por ti que no recuerdo cuando fue la última vez que dormí, así que por favor, si no quieres darle un infarto a este pobre anciano —dramatizó haciendo que Natalie riera—, sé mi novia
«Jamás he tenido novio» fue lo primero que llegó a su cabeza mientras veía los ojos azules de Bucky, acarició las ojeras moradas debajo de ellos y el hombre cerró los ojos mientras suspiraba. Natalie acarició cada centimetro de su rostro mientras él ansiaba aún más de su tacto, que se sentía cálido pero refrescante y era casi inexistente, delicado, como si lo estuviese acariciando el pétalo de una rosa. Cuando abrió los ojos Natalie sonrió y supo que esa era su señal, no había una señal como tal pero lo sentía en lo profundo de su ser. Tomó las mejillas de nuevo y se acercó lentamente para dejar un beso tierno en sus labios. No conocían mucho sobre el otro, y mucho era una palabra muy grande, pero el nosotros comenzaba a sonarle de manera llamativa a la castaña.
Casi como por instintivo enrollo sus brazos al rededor del cuello de Bucky y lo jaló más hacia ella. Él movió sus manos de sus mejillas a su cintura, recorriendo toda su espalda, ocasionándole escalofríos gracias a la temperatura baja del metal. Natalie lo jaló y ambos se recostaron en la cama mientras se besaban, abrió un poco más la boca, dejándole paso para que él metiera su lengua, profundizando el beso y logrando que ella soltara un jadeo.
Bucky chupó su labio y se separó un poco, notando las mejillas sonrojadas de la chica.
—¿Estás segura de esto?, estamos solos.
Natalie asintió y Bucky le estampó un beso en los labios, comenzó a subir su blusa y la retiró de su cuerpo, aventándola hacia cualquier lado en la habitación. Natalie movió sus manos torpes y le quitó la camiseta mientras él le quitaba el pantalón, la chica se sonrojó ante la idea de estar desnuda frente a otra persona y cuando se separaron ambos admiraron a la otra persona. Las manos de Bucky se dirigieron hacia su bóxer y lo retiró mientras Natalie se sonrojaba hasta las orejas viendo el pene del hombre frente a ella, no sabía de donde pero, había sacado un condón y ahora lo estaba poniendo firmemente. Bucky retiró sus bragas y una de sus manos se movió hacia sus pechos, masajeándolos y jugando con los pezones haciendo que la chica gimiera bajamente. Entró en su vagina lentamente, haciendo que Natalie cerrara los ojos fuertemente mientras se aferraba a los brazos del soldado.
—Tranquila, muévete cuando estés lista —le susurró al oído, y ella se abrazó a su espalda mientras respiraba profundamente. Bucky dejó besos por su hombro, cuello y mandíbula hasta llegar a su oreja, donde mordió suavemente el lóbulo de la chica.
Ella comenzó a moverse delicadamente, haciéndole entender que estaba lista para continuar. James comenzó las embestidas paulatinamente. Se sentía lindo como aún en el terreno del placer y la lujuria el hombre se preocupase por ella y por como se sentía, se suponía que así debía ser todo el tiempo, todo eso era muy diferente a las series de televisión como Game Of Thrones donde todos lo hacían sin parar, rápido y duro. Después de muchas embestidas Bucky terminó dentro del condón, Natalie había sufrido su primer orgasmo y eso le había volado la mente, claro que el súper soldado tenía secretos bajo la manga que la habían ayudado en gran escala, estaba tan nerviosa que ni siquiera podía pensar en la posibilidad de disfrutarlo, pero cuando ese gran hombre comenzó a recorrer su cuerpo los nervios la abandonaron por completo.
James se echó a su lado con la respiración agitada, y Natalie, quien aún seguía sonrojada hasta la coronilla miró el techo, mientras seguía pensando en qué diablos acababa de pasar.
—Buenos días dormilona —susurro una voz a su lado. Natalie abrió los ojos poco a poco, viendo a Bucky a su lado con una sonrisa en su cara—, ¿dormiste bien?
Ella asintió sonrojada y Bucky rió mientras la abrazaba.
—Ven, te hice algo de comer —Bucky había tenido la costumbre de empezar a hacerle comida a la chica, como si ella no pudiese hacerla o tuviese miedo de que quemase la cocina, y con ello toda la casa. Natalie se paró de la cama, los sucesos románticos y la proposición aún se sentían frescos a pesar de que ya había pasado una semana de ello. El tiempo pasó volando como un colibrí, rápido.
—¡Natalie! —dijo Natasha cuando la vió entrar en la sala de la casa de Bucky. Se paró de su lugar y fue corriendo a abrazarla. La castaña rió y le devolvió el abrazo. Al fin se había animado a salir de su propia casa y había decidido ir a pasar una noche con su ahora novio. Se sentía bien llamarlo de esa forma.
—Te extrañé —le dijo cuando se separaron y Wanda se acercó a abrazarla de igual forma.
La presión de encontrar a su madre se había aligerado un poco pero sabía que dentro de poco tiempo volvería a ser igual de arrasadora como siempre.