Capítulo diez y siete.

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—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Natalie cuando vió a Steve en la puerta de su casa

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—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Natalie cuando vió a Steve en la puerta de su casa.

—Hemos rastreado tu cuenta Nat. Compraste un auto y una casa, ¿en serio creíste que nadie se daría cuenta?

Ella maldijo y se hizo a un lado para que el rubio entrara. Agradeció cuando se dió cuenta de que venía solo, no había ningún Bucky por la costa.

—Él no está aquí por si lo estás buscando —dijo con un suspiro mientras se sentaba en el sofá. Ella sacó la cabeza de la puerta y la cerró, dándose la media vuelta con los brazos cruzados sobre el pecho—. Nat, ¿por qué te fuiste?, ¿y tú madre?

—¿Ahora eres igual que Coulson?, ¿piensas que enloquecí por querer encontrar a la mujer que me trajo al mundo?

—¿En ese momento?, absolutamente. Estabas obsesionada con ella y lo poco que sabíamos.

Natalie tronó la lengua sabiendo que tenía razón. Se sentó frente a él, y suspiró—. Huí de casa —Steve asintió dándole la razón—, yo..., cuando le dijiste eso a Bucky, lo de las almas gemelas..., él se vió tan..., decepcionado, como si no quisiese nada conmigo. Es decir, nos besamos, pero al menos para mi significó algo. Y no puedo estar con alguien que no quiere estar conmigo, Steve, así que huí.

Él asintió y relajó su postura en el sillón—. ¿Y qué harás ahora?

—¿Sobre qué?

—¿Te esconderás de nuevo?, ¿Fury ya sabe dónde estás? —ella asintió. Después de tres semanas había tomado la decisión de que le dejaría paso libre a Fury para que pudiese visitarla, en un lugar sin guardias y sin peligro—. ¿Y con tu madre?, ¿qué harás?

—¿Con mi madre? —preguntó con una ceja alzada—, yo quiero, necesito, encontrarla Steve. Yo quiero respuestas, quiero ayuda. No creo que solamente me haya abandonado porque descubrió que no podía hablar. En primer lugar, ¿ella cómo sabía sobre la maldición?, porque Fury me ha contado miles de veces como llegué a Shield y siempre dijo que traía una carta conmigo, diciendo que era parte de una maldición. ¿Ella como lo sabía?, ¿y si lo sabía por qué me abandonó?

—Helena...

—No me digas Helena, Rogers. Si no me ayudaras a encontrar a mi madre mejor vete.

—¡Natalie! —le gritó—, ¿¡qué acaso no lo entiendes!?, ¡haz estado desaparecida por un mes!

Natalie lo miró molesta—. ¡No he estado desaparecida, sólo me tomé un tiempo!

—Natalie, literalmente, desapareciste. No le dijiste a nadie a donde irías, ¡ni siquiera dejaste un mensaje!, ¡pudiste haber pensado en mi o en Natasha para que te ayudásemos con lo que fuera que necesitases pero tú solo desapareciste!, ¡te fuiste!, ¡nos abandonaste al igual que como hiciste con Fury!

—¡Fury no tiene nada que ver en esto!

—¡Te recuerdo que Fury es la principal razón por la que escapaste de Shield! —le gritó molesto—, ¡ya no eres una niña!, ¡tienes que darte cuenta de tus errores! —a Natalie se le formó un nudo en la garganta y sintió sus ojos picar—, ¡hay gente que se preocupa por ti, Helena!, ¡tienes una familia!, ¡yo soy tu familia! —le gritó con la voz quebrada—, ¡no puedes simplemente desaparecer y esperar que no me moleste por eso cuando me preocupo por ti!, ¡es tanta la preocupación que siento que moriré si no oigo que estás bien!

—¡Solo necesitó tiempo! —le gritó histérica. Se doblo sobre sus rodillas y se echó a llorar. El asunto de su madre la estaba volviendo loca, de nuevo. Estaba harta de solo poder articular un estúpido chillido, y estaba cansada de huir. Ella quería vivir en paz, pero siempre sentía esa presión en el pecho y esa molestia en las manos, siempre, todo el tiempo.

Steve se acercó a ella con lágrimas en los ojos y se hincó frente a la chica, ella no estaba bien. Necesitaba ayuda y lo sabía, pero también sabía que Natalie era obstinada y muy terca, no podría hacer nada hasta que ella no le dejase ayudarla.

—Nat... —suspiró con la voz quebrada—, Natalie tu..., tenemos que ayudarte.

La chica seguía llorando, sintiendo de nuevo esa presión, que era como si alguien hubiese golpeado tan fuerte su pecho que la dejaba sin aire, tenía esa necesidad de quitarse toda la ropa que llevaba encima pensando que eso le ayudaría a respirar mejor. Pero no podía moverse. No era capaz de mover siquiera un músculo mientras sentía como sus manos se empapaban gracias a los ríos de agua salada que salían de sus ojos.

Necesito esas respuestas, Steve —le dijo cuando fue capaz de levantar la cabeza—, las necesito, porque sino..., te juro que me volveré loca. Me estoy volviendo loca.

Steve abrazó a la chica fuertemente mientras ella se echaba a llorar de nuevo en su suéter. Le resultaba de lo más tortuoso mirarla de esa forma, no quería que Natalie se sintiese así. Pero si lo que necesitaba era encontrar a su madre, él ayudaría, y no pararía hasta encontrar a Helena, quien la había dejado en la puerta de Shield.

La noche avanzó rápidamente cuando Natalie se quedó dormida en los brazos de Steve. Ella despertó alarmada, pensando que había sido un sueño, pero se quedó en su lugar cuando miró a Bucky en la puerta de su habitación. Con una taza en mano y mirándola con una sonrisa triste. Natalie miró sus facciones, tenía barba de hace algunos días y ojeras profundas, su cabello caía desordenado hacia atrás y sus ojos se miraban tristes, también estaba más pálido de lo normal. Ella se sintió culpable, culpable por hacerlo preocupar y ponerse en ese estado.

James avanzó hasta la cama, mirando detenidamente a Natalie, quien tenía la cara un poco hinchada y los ojos rojos a causa del llanto que había soltado la noche anterior, ella jugaba con sus dedos, que tenían las uñas pintadas de un color púrpura. Dejó la taza roja en la mesita de noche y se hincó en la orilla de la cama, sintiendo ese fuego abrazador recorrer todos los rincones de su pecho, haciendo que le doliesen las manos de los nervios. Tomó la cara de la castaña y le implantó un beso en sus labios rojizos mientras algunas lágrimas silenciosas salían de sus ojos. Natalie sollozó en medio del beso y cuando se separaron Bucky la miró directo a los ojos.

—Tu jamás serás una carga, Natalie —le dijo con dulzura—, sé mi novia.

The sound of silence | Bucky Barnes      CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora