Para Natalie estaba más que claro que no conocía al hombre de ningún lado ni de ninguna forma. Era prácticamente imposible con su remota vida social y su vida fuera de las instalaciones, pero ese rostro duro y fino se le hacía de lo más familiar.Abrió la boca, intentando decir algo que tuviera sentido pero no le fue posible, prefirió solamente sonreír y aceptar la mano que él le ofrecía.
—Ella es Natalie —dijo Thor señalándola con la mano—, y a Bucky ya lo conoces.
—Así es —dijo el pelinegro. Natalie volteó a ver al hombre a su lado, quien la miraba con el ceño fruncido y ella no pudo hacer nada más que mirar sus pies, pensando qué tal vez James se habría sentido mal por como había reaccionado al tener frente a frente a alguien a quien se suponía que jamás había visto.
Wanda apareció rápidamente por el campo de visión de Natalie cuando esta levantó la cabeza y miró como la pelirroja le hacía señas. Señalaba su mente y después a Loki. A Natalie le costó bastante entender pero finalmente lo hizo, al parecer, Loki también tenía la habilidad de leer la mente, ¿era mucho pedir tener un don especial como todos los demás?, ella solo sabía comer palomitas y llorar por películas de amor cliché.
—Vengan chicos, vayamos a sentarnos —cuando Thor y su hermano se alejaron un poco, Bucky se puso frente a la chica y la tomó de las mejillas.
—¿Está todo bien? —ella asintió con una sonrisa en su boca. Se paró de puntillas y le dió un beso rápido, sintiendo la sangre subir a sus mejillas con rapidez.
Bucky sonrió y dejó otro en su frente para después ambos caminar hacia la larga mesa.
—¡Natalie! —Fury se levantó de su lugar y se acercó a abrazar a la chica, quien lo recibió con los brazos abiertos y una sonrisa—. Déjame verte —se separó un poco de ella y la admiró, haciendo que la chica se sonrojase—, me alegra ver que estás bien. Te presentaré a algunas personas.
Ambos se voltearon y notaron que las miradas de las personas que ella no conocían estaban sobre ambos, haciendo que se sonrojase más y ocasionando miradas de ternura en algunos.
—Ellos son..., el rey TChalla —señaló a un hombre que llevaba un traje negro, de piel oscura y facciones amables—, Peter, a quien ya conoces —el chico saludó con la mano y ella le devolvió el saludo—, Scott Lang y Hope Van Dye —la pareja la saludo y ella les devolvió el saludo—, y Loki.
Ella asintió rápidamente, dándole a entender que ya se había presentado, Fury la invitó a sentarse y ella hizo caso, sentándose a un lado de su novio, quien le sonrió y le entregó un menú.
Subió la cartilla hasta su cara, evitando por completo la mirada del ojiverde. No era que le atrajese, a pesar de que no podía negar que era atractivo, pero claro porque él era un Dios. Pero esa mirada hacía que se le congelase la sangre, como si tuviera algo que ver con ella, algo grande, algo como... Helen. Bajó la cartilla y miró a Loki, quien veía los menús con Thor, hablando sobre qué platillo preferirían esa noche. Subió la cartilla de nuevo, pensando que estaba loca y eso era prácticamente imposible, ¿pero y si no?
—¿Está todo bien? —preguntó una voz amable pero autoritaria a su lado. Natalie bajó la cartilla de nuevo y miró al hombre de tez oscura mirándola, esperando una respuesta—. Ya has bajado y subido el menú varías veces.
Ella se sonrojó, pensando que había sido muy obvia y asintió—. Solo comprobaba algo —le dijo en señas, casi se reprende a si misma pero se detuvo cuando se dió cuenta que el hombre asintió, entendiendo lo que le había dicho.
—Entiendo, si algo te molesta no dudes decírmelo. Mi nombre es TChalla.
—Natalie —le sonrió y se dieron un apretón de manos. Por alguna razón, se sentía reconfortante estar al lado de ese hombre, se veía calmado y en paz, haciendo que todo lo cercano a él vibrase en la misma sintonía. Excepto Natalie, que estaba que se le caía el cabello del estrés.
El resto de la velada todos charlaron amenamente, y Natalie no pudo sentirse plenamente cómoda al atrapar la mirada de Loki varias veces en ella. No podía pensar en otra cosa que no fuese en qué relación tenían ella y el dios. Wanda ya comenzaba a hartarse de su debate interior cuando de repente se calló por completo. Se asomó un poco en su asiento, viendo a Natalie, quien veía hacia la entrada y tenía los ojos abiertos con sorpresa.
—¿Natalie Hoffman? —preguntó una voz masculina, captando la atención de todos—. Policía de San Francisco.
Ella asintió, frunció el ceño, preguntándose qué ocurría.
—¿Hay algún problema, oficial? —preguntó Bucky a las espaldas de Natalie.
—Tendrá que acompañarme a la comisaría a hacer algunas preguntas —Bucky también frunció el ceño.
—¿Preguntas sobre qué? —preguntó ahora Steve.
El oficial pronto cayó en cuenta de en donde se encontraba y con quienes cuando vió esa distinguida cabellera rubia.
—Ustedes son los vengadores —señaló mientras Fury lo veía fijamente.
—¿Qué es lo que se le ofrece con mi hija? —preguntó con tono duro.
—¿Es su hija?
—Soy su tutor legal, ¿hay algún problema oficial?
—Abriremos una investigación —respondió resignado, sabiendo que Shield tenía más poder que la policía local—. Buscamos a su madre, Helena.
Ella al instante volteó hacia Fury, con ojos desesperados. Se paró rápidamente de su lugar y tomó sus cosas.
—Natalie espera —ella volteó hacia Fury, tratando de hablar pero sintió un nudo en su garganta—, iré contigo —le dijo el hombre del parche. Ella negó.
—Yo iré con ella —respondió Coulson, poniendo una mano en el hombro de Fury para que volviese a sentarse—, yo la cuido no te preocupes.
—Nat —dijo Bucky, ella volteó hacia el hombre y le sonrió. Se acercó y dejó un beso en su mejilla.
—Volveré pronto, ¿si? —le dijo entre señas y él asintió—, no me esperes despierto.
Se dió le media vuelta y tomó la mano de Coulson, quien no tardó en dirigirla fuera del lugar mientras seguían al oficial. Bucky miró a Fury con cara preocupada, y después a sus más cercanos amigos, Steve y Natasha, quien parecían estar igual de preocupados por la castaña.
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The sound of silence | Bucky Barnes CANCELADA
FanficFury tiene bajo su ala a una chica bastante peculiar, en el pasado, una niña de cinco años llegó a la base sin poder hablar, traía una carta consigo, diciendo que era parte de una maldición. Parece ser que el arte del combate va en sus venas aunque...