Fury tiene bajo su ala a una chica bastante peculiar, en el pasado, una niña de cinco años llegó a la base sin poder hablar, traía una carta consigo, diciendo que era parte de una maldición. Parece ser que el arte del combate va en sus venas aunque...
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—¿Qué acabas de decir, perdón? —preguntó Natalie entre señas—. Creo que no estoy entendiendo.
—Te lo mostraré simplemente —Wanda se acercó a Loki y sacó una esfera roja de energía de su sien, Loki no se inmutó para nada mientras Natalie veía la esfera al igual que un pequeño cachorro.
Los sucesos de la noche anterior no tardaron en reproducirse claramente en la esfera que se hizo más grande para que todos pudieran mirarla. Natalie se apoyó en sus codos mientras miraba atentamente, y todos esperaban una reacción. Pero jamás la tuvo.
—¿Y como sabemos que tu magia no tiene errores? —preguntó.
—¿Qué?
—Si porque, ¿qué tan factible es que yo sea un hada?, por favor, lo más mágico que he tenido en mi vida es una bola de plástico que dice si o no.
—Natalie, estos recuerdos vienen directamente de la mente de Loki, no hay lugar para fallas.
—O sea que..., no solo tengo una madre que me abandonó, un padre de otro universo del que yo jamás tenía idea, tres hermanos, una hermana, sino que ahora también tengo que soportar la idea de que ustedes en verdad creen la loca idea de mi madre sobre qué yo soy un hada con descendencia real. Pues si nos va a llevar el diablo que nos lleve en tren, ¿no? —se paró mientras se palmeaba las piernas en un acto molesto—. Por dios. Oh, y ni siquiera mencionemos el hecho de que ustedes quieren hacerme creer que yo hablé en ese lugar, de verdad que yo no entiendo como es que tienen un cerebro tan minúsculo como para jugar con este tipo de cosas —Natalie se dió la media vuelta y se dirigió al pasillo, donde entró de nuevo a su habitación y cerró la puerta de un azotón.
—Pues ahí tienen su respuesta —dijo Loki mientras suspiraba—. Aunque...
—¿Qué? —preguntó Bruce.
—¿En qué piensas Loki? —le preguntó Thor y él pareció reaccionar.
—Quizá podemos hacerla enojar —todos fruncieron el ceño y él suspiró de nuevo—. Su cuerpo comenzó a transformarse cuando estaba molesta en verdad, quizá tengamos que hacerla enojar realmente para que su cuerpo cambie de nuevo y la maldición se anule aunque sea por unos momentos.
Eso tenía mucho más sentido que solo hacerla enojar, ahora sabían que lo estaban haciendo con buenos propósitos, así Natalie accedería a que la llevaran a Alfheim, donde podría encontrar más información sobre su familia y sobre todo sobre su maldición.
—¿Y cómo hacemos eso? —preguntó Sam. Todas las mirada se dirigieron a Bucky, Natasha y Steve. Quienes se vieron entre ellos tres esperando la respuesta de alguno.
—¡Ah no!, yo no pienso hacerla enojar —respondió rápidamente Natasha mientras hacía un ademán con las manos—. Natalie es peligrosa cuando se enoja.
—Su madre, desde que tiene memoria siempre ha sido una de las cosas que le molestan profundamente —respondió Steve—, también cuando tuvimos que internarla en el psiquiátrico se convirtió en un infierno.
—¿En un psiquiátrico? —preguntó James con el ceño fruncido.
Steve suspiró—. Si..., es una larga historia, pero todo está relacionado con Helena.
—Llámenla Helena —dijo Bucky—. Eso también le molesta.
—¿Algo más? —preguntó Loki.
—Odia que quieran pasarse de listos con ella, bueno, ya vimos lo qué pasó la última vez. Pero no lleguemos a ese punto —respondió Bucky mientras hacía una mueca. Todos recordaban perfectamente la vez que Natalie casi muere a manos del guardia.
—¿En serio tenemos que hacer esto? —inquirió Bruce con su típico tono nervioso—. Es decir..., en Shield oí que ha matado a varios hombres.
—Bruce dice la verdad —concordó Visión—, los archivos muestran a múltiples víctimas de Natalie. Pero parece ser que es información irrelevante.
—¿Saben qué?, trataré de hablar con ella, supongo que eso es lo mejor —dijo Bucky parándose del sofá—. No quiero que se duerma molesta.
—Bien, creo que es hora de irnos —todos asintieron y comenzaron a recoger sus cosas para marcharse. Unos minutos más tarde la casa ya estaba vacía a excepción de Natalie y Bucky. De fondo se podía escuchar el sonido de la televisión y la película que se estaba reproduciendo.
James se talló la cara y suspiró. Caminó hasta la habitación de la chica y tocó a la puerta para después asomar la cabeza. Natalie tomó el control remoto y le puso pausa a la película mientras miraba a Bucky. Estaba molesta con él, pero esa mirada de cachorro regañado ablandaba su corazón.
—Te extraño —le dijo Bucky con un puchero. Ella hizo lo mismo en señal de ternura y le extendió los brazos. James no dudó en entrar al cuarto y aventarse a los brazos de Natalie, que lo recibieron con amor de sobra.
Se acomodó en su pecho y suspiró mientras inhalaba su olor, Natalie acarició el cabello de Bucky, que ya estaba creciendo de nuevo y sonrió mientras cerraba los ojos.
—Lamento haberte hecho enojar —dijo Bucky contra su pecho. Ella le dió un beso en la cabeza en señal de perdón y James sonrió.
Se separaron un poco y comenzaron un beso tierno, donde Natalie quedó debajo del cuerpo de James, que parecía desearla mucho. Ella se separó un poco y le sonrió tiernamente. La noche apenas comenzaba y ellos dos lo sabían muy bien.