Día 5 - Cafetería

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Sirius era rebelde por naturaleza. Llevarle la contraria a su madre se había vuelto su misión de vida desde que entendió que la forma en que ella los educaba no era la correcta. Si su rebeldía mantenía el enojo de la mujer sobre él, y no sobre su hermano pequeño, Regulus, entonces eso solo era un plus.

La locura de la sangre Black lo ayudaba a disfrutar de los castigos en vez de temerles.

Así que cuando la mujer murió y él pasó a ser la cabeza de la familia Black, lo primero que hizo fue sacar a Regulus de la lúgubre mansión y dar una vuelta en su moto por el mundo muggle.

Regulus reía como nunca había hecho en su vida y hasta se olvidaba de fingir odio hacia las cosas y personas muggles que los rodeaban. Su curiosidad salió a flote y hacía preguntas sobre todo lo que veía. Le llamaba la atención, especialmente, la electricidad, y pasó bastante tiempo preguntándole al vendedor de una tienda de electrodomésticos cómo funcionaba cada cosa.

Sirius se divirtió bastante al sentir la incomodidad e inseguridad del chico. Era claro que él solo era un vendedor y no tenía ni idea de qué responder al pequeño de 12 años que lo atacaba con preguntas. Después de un rato, Sirius decidió salvar al vendedor y llevar a su hermano a almorzar a una cafetería muggle.

一Impresionante, ¿cierto? 一 Sirius preguntó con una sonrisa de oreja a oreja. Era bueno ver al mocoso comportarse como un niño de verdad 一y pensar que nuestra querida madre decía que no sabían hacer nada. Me parece que se las ingenian demasiado bien a pesar de no tener magia.

Regulus miró alrededor, asegurándose que nadie los escuchara, y le envió una mirada de reproche a su ahora tutor. No debería andar hablando sobre magia así tan despreocupado.

一¿Por eso te gusta más estar aquí que conmigo? 一no pudo evitar preguntar.

La verdad era que Regulus se había sentido demasiado solo en la mansión Black, solo con su madre de compañía y el elfo doméstico, Kreacher, que era el único que le hablaba, aunque por obligación. Sirius siempre andaba en el mundo muggle, desde que salió de Hogwarts tres años atrás. ¡Hasta se había conseguido un trabajo! Y ahí, se había conseguido su moto. Madre casi lo mata en la puerta de entrada, o casi le da un ataque a ella, Regulus no estaba seguro.

Lo que sabía era que Sirius siempre estaba siendo castigado y no podía jugar con él. Y cuando Sirius había estado en Hogwarts, los castigos de Regulus no habían empeorado solo porque Sirius, un Gryffindor, tenía peores calificaciones que él en sus propias lecciones con madre.

一Reg 一Sirius suspiró 一sabes que no fue por ti. Madre me volvía loco, y mira que para nuestra familia eso no es sencillo. De por sí ya estamos un poco mal de la cabeza.

Regulus sonrió. Conocía la historia de la sangre Black y la maldición que ésta conllevaba. Le parecía algo genial y único, por lo que no le molestaba tanto. Además, esa misma locura era lo que los hacía resaltar por sobre los demás magos y brujas. O al menos la mayoría.

Y como si sus pensamientos los hubiera invocado, Regulus vio por el rabillo del ojo como dos adolescentes entraban a la cafetería. Lo que llamó su atención fue el nido de cabello negro que portaba uno de ellos, el más bajito. Se le hacía extrañamente familiar...

Giró para ver mejor a los dos chicos y se atragantó. Agarró el menú que había dejado ignorado sobre la mesa y ocultó su rostro detrás de éste. Sirius levantó una ceja y giró su cabeza buscando lo que haya alterado a su hermano.

一Sé más discreto, ¿quieres? 一susurró Regulus con pánico 一se van a dar cuenta que los estás viendo.

一Ni siquiera sé a quién estoy viendo 一se defendió el mayor 一¿los que acaban de entrar? ¿Quienes son?

Una mesera se acercó a anotar su orden. Regulus observó, con algo de mortificación, como su hermano pedía dos hamburguesas con papas y malteadas mientras ligaba descaradamente con la mujer. Si tenía suerte, los mejores magos de la historia de Hogwarts no se darían cuenta de su presencia, menos del espectáculo que armaba su hermano con aquella muggle.

一Ahora sí, dime quiénes son 一dijo Sirius cuando la mujer se fue a hacer su pedido 一si los conoces son magos, ¿van a Hogwarts? Parece que tienen la edad.

一¡Por supuesto que son magos! —respondió Regulus en voz baja —son los mejores de todo Hogwarts. Deberías conocerlos, entraron a primero cuando tu ibas en séptimo.

—Hm —Sirius volvió a voltear a mirar a los adolescentes a pesar de las quejas del menor —la verdad es que en séptimo no me fijaba en nada más que en aprobar mis ÉXTASIS. Ya sabes, los necesito si quiero trabajar en el mundo mágico. Ahora que no está madre no tiene chiste seguir siendo mecánico- ¡Oh! ¡Ya recordé! ¡El de lentes es nuestro buscador estrella! Dippet le dio un permiso especial cuando vio lo genial que era sobre una escoba. La verdad al principio me pareció extraño porque era un niño de primero pero cuando ganamos la copa ya no me importó.

—Si si, ya se pero ¡baja la voz! —Regulus, de nuevo, miraba frenéticamente a su alrededor, preguntándose qué harían si un muggle los escuchaba hablar de Quidditch y el mundo mágico.

—Tranquilo —Sirius agitó una mano, restándole importancia a los muggles en las mesas cercanas —los muggles solo ponen atención cuando sienten curiosidad. Nosotros solo somos dos hermanos compartiendo el almuerzo. Si nos viéramos así 一señaló a otra mesa —estaríamos atrayendo más atención, justo como ellos.

Regulus miró a la mesa que señaló su hermano y casi se ahoga con su saliva cuando los vio. Riddle y Potter no parecían los rivales a muerte que eran en Hogwarts. Parecían.... Pareja. Tenían una malteada en el centro de la mesa y una rebanada de pastel cada uno. Potter sonreía alegremente y hablaba sin parar, moviendo sus manos de un lado a otro, mientras Riddle tenía una pequeña sonrisa en su boca y miraba con total atención al más bajo.

—Nadie me lo va a creer —murmuró Regulus olvidándose totalmente de ser discreto.

一Pero cierra la boca, se te va a meter una mosca —se burló Sirius.

Regulus se ruborizó y se obligó a apartar la mirada de sus compañeros. La mesera decidió que era buen momento de dejar su comida, con un guiño nada humilde. Regulus se concentró en su comida y preguntó sobre los planes de Sirius, esperando que su hermano fuera lo suficientemente interesante para distraerlo de lo que pasaba en la otra mesa.

Igual notó que Sirius tenía razón, y nadie les prestaba atención a ellos. ¿Por qué lo harían? Potter y Riddle hacían una pareja perfecta, entre magos y brujas, y muggles por igual. Incluso hacían que algo tan cursi como compartir una malteada luciera natural...

Evil grows in meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora