Día 24 - Apodos

867 189 1
                                    

[ayer (saliendo de trabajar) no había luz en mi casa y hoy apenas voy regresando, por eso es corto, rápido y en unos minutos subo el de hoy]

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Harry y Tom no tenían apodos ridículos.

Cierto, Tom a veces le llamaba "cariño" a Harry, y Harry tal vez llame "amor" a Tom en algunas ocasiones. Pero nada de "bebé", "cuchurrumin", "chiquistriquis" o "cielo". Harry había intentado cada una al menos una ocasión, y seguía probando con nuevos apodos que leía o escuchaba. No los decía en serio. Tom no era el único que creía que sonaban tontos cuando hablaban así, y de por sí solo se atrevía a llamar a Harry "cariño" cuando estaban solos y tenía que animar a su ahora esposo.

Harry en cambio disfrutaba de molestar a Tom con diferentes sobrenombres que se le ocurrían. A veces eran sencillos, como "cielo" o "pastelito". Otras veces los relacionaba con algo que el mayor estuviera haciendo, como "chefcito" o "señor T" (este último había resultado en una interesante sesión de sexo en que Harry aprendió más que lo Tom había planeado en su "clase"). Pero el último que se le había ocurrido a Harry, después de ver cómo su adorado esposo usaba su título de Ministro de Magia, era "mi lord".

No se hubiera imaginado que los resultados fueran tan... agotadores.

—¿Aprendiste tu lección? —casi siseó Tom en su oído, haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpo sobrecargado de placer —¿O seguirás olvidando mi nombre cuando estamos rodeados de tantas personas?

Ok. Quizá esta vez Harry se lo buscó al burlarse de su "lord" frente a un par de reporteros y seguidores. En realidad, Harry no le veía nada de malo a eso. Y si este era su castigo, lo iba a volver a hacer. Absolutamente.

—Tom —gimió Harry, tratando de mover sus brazos para acercar el cuerpo de su esposo a sí mismo, pero la magia que lo inmovilizaba seguía firme —Ya- no más. Tom, por favor.

Harry pudo jurar que los ojos de Tom brillaron rojos por un segundo. Eso solo hizo que su piel se erizara más de lo que ya estaba. Ver tan claramente lo posesivo que su esposo era sobre él. Ver lo mucho que Tom disfrutaba de sus ruegos. Saber que Tom sentía tanto placer como él y que era el único que podría hacerlo sentir así.

—Oh, Harry —Tom sonrió, una sonrisa que haría que cualquier otro temiera por su vida pero que sólo excitó más a Harry —justo ahora esa no es la forma en que debes llamarme, cariño. Parece que al final no aprendiste tu lección —acarició la mejilla de Harry con un dedo, limpiando lágrimas y sudor —creo que deberemos comenzar desde cero.

Harry solo pudo gemir de placer.

Evil grows in meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora