Día 17 - Cumpleaños

1.2K 204 5
                                    

[ayer les fallé TmT

es que hubo venta nocturna en mi trabajo y desde el jueves fui de apoyo pero este cap por alguna razón no se quería escribir y no lo pude tener listo para solo subirlo en mi hora de comida TmmmT al rato subo el de hoy, dejenmenmebaño]

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Harry disfrutaba sus cumpleaños. Tom conseguía dinero en las vacaciones y lo llevaba a un pequeño restaurante-café donde comían pastel y compartían una malteada. La única razón por la que no compartían la rebanada de pastel era porque Harry amaba el velvet rojo que hacían ahí, y Tom prefería el volcán de chocolate. Pero la malteada de fresa siempre fue un favorito de ambos, aunque cuando salía un nuevo sabor sí lo probaban.

Sin embargo, en el cumpleaños de Tom no podían hacer mucho. Bueno, no podían salir del castillo, para ser exactos, pero siempre había algo nuevo que descubrir y lugares secretos por explorar. Pero ese año Harry tenía preparado algo especial.

Se dirigió a las cocinas como cada año y pidió a los elfos la comida necesaria para un pequeño banquete para dos. También le encargó a su elfo favorito, Dobby, que preparara el pastel más chocolatoso que haya existido y que lo envíe a la torre de astronomía cuando Harry diera la señal. Normalmente lo cargaría consigo, pero esta vez no estaba seguro de querer manchar el pastel favorito de Tom con un recuerdo incómodo. Si todo salía bien, compartirían el pastel y el mejor momento de su historia en Hogwarts.

Harry realmente deseaba que todo saliera bien.

—Y... ¿Qué tal las clases? —preguntó Harry algo incómodo. Estaba nervioso.

Tom levantó una ceja, buscando algo en el rostro del chico que delatara lo que hubiera hecho.

—¿Qué hiciste? —preguntó serio.

—¡Por qué siempre piensas que hice algo! —Harry hizo un puchero, pero pudo sentir cómo su rostro se ponía rojo y desvió la mirada, aumentando las sospechas de Tom de que Harry, obviamente, había hecho algo.

O al menos tramaba algo.

—Ajá. Entonces, ¿qué planeas? —preguntó con curiosidad. Siempre era entretenido escuchar como Harry organizaba sus pensamientos para planear bromas.

—Nada —respondió rápidamente y empujó un plato de papas al horno hacia Tom —solo come. Tienes 15, tienes que comer bien para crecer bien —recitó. Eran palabras que Madam Pomfrey constantemente le decía a Harry.

Tom entrecerró los ojos y miró con seriedad al menor. Cuando no encontró nada más sospechoso de lo normal decidió que dejaría que los prefectos se encargaran. Tal vez el siguiente año él sería uno, pero por el momento no se metería.

Harry miraba de reojo a su mejor amigo. Tom era atractivo, no había duda en eso. También era brillante, poderoso, interesante. Era todo lo que todos querían ser. Y Harry lo quería solo para sí.

Había sido tan solo unas semanas antes cuando se dio cuenta de que lo que en realidad sentía por su querido ángel era más que cariño fraterno y amistad eterna. Bellatrix Black, un año adelante que ellos y una de las herederas de una de las familias mágicas más antiguas, se había acercado a su Tom ¡con la intención de pedirle que la cortejara! Harry estaba seguro que la loca no se hubiera atrevido a tanto si no fuera porque ahora todo el mundo sabía que Tom hablaba parsel (y aún tenía una venganza que planear, solo que- aun no podía pensar en lo sucedido sin perder la respiración).

Habían decidido visitar Gringotts luego de escuchar sobre las pruebas de sangre que los duendes podían hacer. Tom al fin sabría de dónde venía, descubriría algo sobre su familia, y tal vez encontraría un familiar perdido. Harry estaba emocionado por él. Él mismo se sintió extasiado cuando se enteró que su padre y su madre habían atendido a Hogwarts. Snape constantemente le hablaba de su madre, y aunque no hablaba mucho de su padre, Harry había encontrado unos cuantos trofeos de Quidditch con el nombre de su padre grabado en ellos. Y aunque no quedara ningún otro Potter vivo, no podía esperar a aprender lo que fuera sobre la familia de Tom.

Quería ser parte de esa familia.

Fue Bellatrix y un interno ataque de celos lo que hizo darse cuenta que estaba enamorado de Tom. O eso creía. ¿Cómo se sentía el amor? Con Tom, quería tener su atención siempre, retarlo y retarse a ser mejores, protegerlo cómo él lo protegía, ayudarlo, apoyarlo, tenerlo solo para sí. Tal vez se debía a que estuvieron siempre juntos, desde el momento en que lo salvaron del abuso de sus tíos hasta que entraron a Hogwarts y cada verano y vacaciones, o tal vez era que Harry aprendió a ser la mejor versión de sí mismo gracias a él, y quizá tenía que ver el hecho de que Tom lo tratara mejor que a nadie en el castillo. Tom lo conocía, lo apreciaba, confiaba en él. Algo que no se podía decir de nadie más, ni siquiera su séquito de seguidores o admiradores.

Por eso, Harry estaba más que seguro de lo que quería, y se había decidido a hacer algo al respecto ese día. Iba a aprovechar su pequeña celebración y decirle todo lo que sentía. Iba a dejarle claro que la próxima vez que una loca se le acercara, la chica en cuestión iba a perder todo el cabello, e iba a aclararle que sólo le pertenecía a él, así como Harry le pertenecía a Tom.

—Tienes tu cara pensativa —Tom recalcó con una pequeña sonrisa burlona —deberías detenerte antes de incendiar toda la torre.

—Ja —Harry rodó los ojos —qué divertido.

—¿En qué tanto piensas? Hasta te olvidas del pobre de mí —Tom fingió un puchero, sus ojos brillaban con diversión —¡y en mi cumpleaños! —hizo una pausa y frunció levemente el ceño —¿no seguirás pensando en lo que pasó, cierto?

Harry se apresuró a negar con la cabeza. Lo tenía controlado. Él quería manejarlo, no quería que Tom se metiera. Quería que viera de lo que era capaz después de que- eso.

—No —Harry se encogió de hombros y desvió la mirada —ya luego pensaré en eso y en qué haré al respecto —miró sus manos y entrelazó sus dedos —pensaba en- pensaba en ti.

Tom levantó una ceja en sorpresa pero se mantuvo en silencio, esperando que Harry se explicara, pero el menor también guardó silencio y continuaba mirando sus dedos.

—¿Qué hay de mi?

Harry se removió un poco y terminó hincándose. El suelo de la torre de astronomía era duro, pero la manta que llevaban para su picnic evitaba que sus rodillas dolieran. Atravesó gateando el poco espacio que los separaba y se detuvo cuando su rostro estaba justo frente al de Tom. Solo tenía que inclinarse un milímetro y esperar que Tom no lo odiara.

—Pensaba en lo que siento por ti —susurró Harry mirando al mayor directamente a los ojos.

—¿Y a qué conclusión llegaste? —preguntó Tom, también en un susurro.

En vez de responder verbalmente, Harry cerró el espacio que quedaba entre ellos. Sus labios tocaron los de Tom, inseguros pero firmes. Un segundo, tres segundos... Estaba a punto de separarse y correr por su vida cuando sintió los brazos de Tom rodearlo y acercarlo más a su cuerpo, sus labios respondiendo su torpe beso.

Todo pensamiento dejó su mente y solo podía pensar en que Tom también lo estaba besando. No lo estaba maldiciendo o aventando por el balcón. No se había ido corriendo ni le había dicho que no hiciera tonterías. ¡Se había quedado! ¡Correspondió!

Por fin se separaron para tomar aliento. Harry tenía una enorme sonrisa en su rostro y Tom lo miraba como si fuera la primera vez que lo veía de verdad, como si fuera lo más preciado que haya encontrado en el castillo.

—Feliz cumpleaños, Tom —susurró Harry con otro corto beso.

Tom sonrió. Esa sonrisa que solo le dedicaba a Harry, y lo besó de nuevo.

A Harry ni siquiera le importó que Tom quisiera que su relación fuera secreta. Solo le importaba saber que su Tom era completamente suyo. Le pertenecía a él y solamente a él. Sin importar qué problemas tuvieran o que inseguridades surgieran, solucionarían todo, juntos, y estarían siempre el uno para el otro. Por lo mientras, era hora del pastel.

Evil grows in meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora