Día 20 - Tulipanes

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Tom creía que el nuevo niño era extraño, y ya era algo viniendo de él, a quien todos consideraban raro. Pero este nuevo niño no hablaba, no miraba a nadie, ni siquiera comía o jugaba y apenas y se movía. Parecía que quería ser invisible, y casi lo lograba si no fuera por la curiosidad de Tom.

Tom había vivido en la casa de la señora Cole desde que tenía tres años. Por alguna razón que no lograba entender, las mujeres del orfanato le tenían miedo y ninguna pareja lo quiso adoptar a pesar de ser solo un bebé. En cuanto pudieron mandarlo a una casa hogar, las mujeres del orfanato se deshicieron de él con el pretexto de dejar su lugar a alguien más. La señora Cole lo recibió con gusto, ya tenía otros 7 niños, niñas y adolescentes bajo su cargo, uno más no sería problema. Y el estado bien que le ayudaba mandando cheques para cada uno de los niños. No importaba que dos terceras partes del dinero se lo quedara la mujer o su marido o se lo enviaran a sus propios hijos.

Era quien había pasado más tiempo en esa casa, viendo ir y venir a un sinfín de niños y adolescentes. Algunos tenían suerte y los iban a buscar para mandarlos con otra familia, una con más posibilidades de adoptarlos, otros, los más grandes, tenían que irse porque el estado dejaba de mantenerlos y la señora Cole necesitaba esos espacios para otros niños que sí valieran algo de dinero.

En sus cinco años viviendo en ese lugar, jamás había conocido a alguien tan... inexistente.

Lo habían presentado como "Harry James Potter", ocho años, igual que Tom, y habían pedido que por favor "le dieran su espacio mientras se acostumbraba a la casa". Tom no quería darle espacio, Tom quería saber de dónde venía, por qué tenía tantos moretones, por qué no hablaba o jugaba o comía. Quería probarse esas feas gafas y ver qué tan ciego estaba.

No fue el único que ignoró la petición de la señora Cole. Gordon y Billy, tres años más grandes que Tom, buscaban al niño solo para molestarlo. Se burlaban de sus lentes rotos y la ropa gigante con la que llegó, incluso después de que la señora Cole le encontrara ropa de su tamaño que mostraba lo delgado y pequeño que era. Por suerte, todos le tenían miedo a Tom, y una mirada suya fue suficiente para que los más grandes dejaran en paz al niño, el cual ni siquiera levantó la mirada.

Harry estaba sentado en el patio, bajo el único árbol que los Cole tenían, y arrancaba el poco pasto del suelo con sus manos. No parecía importarle llenarse de tierra o que unas hojas cayeran sobre su desordenado cabello. Tom frunció los labios y con un pequeño gesto de disgusto se sentó a un lado del otro.

—Hola —dijo, mirando a Harry de reojo —soy Tom. —El nuevo niño se mantuvo en silencio y no hubo señal de que hubiera escuchado algo. Tom no se rindió —Supongo que si yo sé tu nombre completo tu puedes saber el mío, aunque todos me conocen como Tom, y Marvolo me parece nombre de anciano —continuó hablando con la mirada fija en las manos del otro niño. Harry seguía rompiendo el césped —Aunque admito que Marvolo es más único que Tom, al menos no soy Thomas, y creo que no hay otros Riddle, al menos no en Londres.

Harry siguió sin hacer caso, Tom no estaba seguro de si lo estaba escuchando, pero sentía algo en el nuevo niño que lo atraía. Era como un presentimiento, algo en Harry que le resultaba familiar, aunque solo fuera una sensación que no pudiera explicar. El otro niño tenía un aire... electrizante. Un poder oculto como el que le permitía a él mismo hablar con las serpientes, estaba casi seguro.

—¿Te gusta el pasto? —preguntó Tom, planeando mostrar sus habilidades para impresionar al niño, y tal vez confirmar ese sentimiento y saber si el nuevo niño era tan especial como él —a mi no me molesta pero tampoco me parece la gran cosa. Mancha la ropa y se te pega en el cabello, pero supongo que cuando está fresco es cómodo acostarse sobre él.

El otro niño siguió su tarea de separar en pedazos un pedazo de pasto. O... un pedazo de pasto. El cual volvía a juntar y arreglar solo para romperlo de nuevo.

Si Tom no fuera tan observador no lo habría notado.

—Wow —Tom se hincó y se acercó más a Harry, inclinándose para mirar más de cerca la hoja de pasto. —¿Cómo haces eso?

Harry se tensó y por fin miró a Tom, pero sus ojos reflejaban terror puro y su piel, de por sí pálida, perdió más color. Tom se dio cuenta que Harry iba a salir corriendo en cualquier momento, así que se apresuró a tratar de calmarlo.

—No, no. ¡Está bien! —exclamó —yo también puedo hacer cosas, pero normalmente destruyo objetos o lastimo a los demás —dijo en tono triste, no era como si supiera qué hacía o cómo lo podía controlar —pero tu- aunque rompas una simple hoja seca puedes repararla. Eso es- eso es genial —admitió sin apartar la vista del otro —¿quizá, puedas enseñarme? Y yo- yo puedo enseñarte otras cosas. Para que ya no te molesten.

Los ojos de Harry seguían reflejando miedo, pero su cuerpo ya no estaba tan tenso, y miraba a Tom como si esperara que éste lo golpeara o le comenzara a gritar. Cuando eso no pasó, lo miró con sospecha, para luego mirar la hoja que tenía en sus manos. Asintió una vez con la cabeza y levantó la hoja a la altura de los ojos de Tom. Tenía una expresión seria y decidida en el rostro.

Tom sonrió de oreja a oreja, emocionado por lo que sea que el niño nuevo fuera a mostrar. Se aseguró de que no había nadie cerca o en la ventana de la cocina que daba al patio. Nadie les prestaba atención, por suerte. Como siempre.

No logró ocultar su asombro cuando la hoja en la mano de Harry se transformaba en un pequeño tulipán. Harry dejó salir una exhalación y sus hombros cayeron como si estuviera agotado. Sus ojos verdes se posaron sobre Tom, esperando una reacción, la cual fue un suspiro de sorpresa y una sonrisa más grande de emoción.

Harry sonrió y le tendió la flor a Tom, quien la tomó e inspeccionó con completa curiosidad.

—Eres genial, Harry —Tom dijo —Ahora déjame te presento a unas amigas. Pero tenemos que ir a su nido. Está escondido porque la señora Cole las echaría si las ve. Ellas te protegerán. Y tienen muchas cosas interesantes que contar —se levantó y extendió una mano hacia el menor —pero no le diremos a nadie más, ¿ok?

Harry se mordió el labio y parecía inseguro. Después de unos segundos en los que Tom creyó que no lo acompañaría, Harry tomó su mano.

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[freeens vengo de la 2a dosis de mi vacuna. Hasta ahora todo bien, pero si mañana muero prometo volver como fantasma y terminar el flufftober. Y si el siguiente cap está algo raro, culpen a la fiebre (si es que me da- en la 1er dosis no me dio nada u.u)]

Evil grows in meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora