“Pensando en ti. Paso el día pensando en ti”
Mabel miraba el papel con mucha atención, sonreía cada vez que leía esas palabras. Su corazón latía rápido, sus mejillas estaban rojizas, y sus amigas la miraban con curiosidad. Era un motivo de emoción, y tanto Rosie como Erin sonreían al igual que lo festejaban Candy y Grenda a varios kilómetros de distancia.
Sin embargo, la carta permanecía anónima. No era la primera, y tampoco parecía ser la última. Durante todo el semestre habían estado presentes; en su casillero, entre sus libretas, en su mochila, incluso un avión de papel entró por la ventana cuando se quedó a un taller de lectura. Siempre tenían mensajes bonitos, palabras que llenaban el corazón de Mabel con una emoción indescriptible. Con mariposas en su estómago. Lo sabía muy bien, estaba tan enamorada como quien escribió esas líneas.
“Quiero ser la brisa que despeine penas de ti”
“Quiero ser tu piel en el invierno, para que el frío en ti no pueda entrar”
“Siento celos del viento por acariciar tu piel cada mañana”
Y así pasaron los días, Mabel atesoraba esas pequeñas cartas, esos pequeños mensajes que alguien iba dejándole regados por todos lados. Le sorprendía bastante despertar esos sentimientos en alguien, sobre todo al darse cuenta de quién era el mensajero. Mabel le pasó un papelito a Dipper, quien lo tomó con un gesto de extrañeza, y su rostro pronto se tiñó de rojo cuando leyó lo que estaba escrito.
“Yo también pienso en ti. Paso el día pensando en ti”
Miró a Mabel, luego al papel, luego a ella otra vez. Mientras tanto, ella sonrió y siguió comiendo su cereal.
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Momentos
RomancePequeñas o no tan pequeñas historias románticas entre la relación de Dipper y Mabel. Porque cada momento es especial, y lo prohibido lo es más. (PINECEST FLUFFTOBER)